TEXTOS DEL TEMA LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA (1931-36)
J. Pla: el 14 de abril en Madrid
A las tres de
la tarde del día 14 se izó en Madrid la primera bandera republicana, que
tremoló sobre el Palacio de Comunicaciones. Esta bandera produjo un movimiento
general de curiosidad que se convirtió en un estallido de entusiasmo al
conocerse que representaba realmente lo que simbolizaba, o sea, la toma del
poder por parte del Gobierno provisional. En cuanto esto se hizo público,
Madrid corrió a destruir y a esconder los símbolos monárquicos. Los
comerciantes proveedores de la Real Casa, las tiendas con el escudo real, las
fondas, teatros y restaurantes con algún nombre relacionado con la monarquía,
hicieron desaparecer rápidamente los nombres comprometedores y dinásticos. Las
estatuas que el pueblo consiguió derribar cayeron de forma implacable. Un busto
de bronce de Primo de Rivera fue colgado en el balcón de Gobernación. Las
banderas republicanas se hicieron más y más espesas. […] El pueblo de Madrid,
que suele poseer una finura crítica indudable, aderezó el espectáculo con su
causticidad proverbial. El Rey y la Reina no fueron tratados por la masa con
cumplidos, pero tampoco con una crueldad exagerada.
J. PLA, «El
14 de abril en Madrid», Artículo publicado en La Veu de Catalunya, 1993.
Pastoral
del Cardenal Segura
(…) Acabo de recibir en
este momento las instrucciones de la Santa Sede (…)
2) Con relación a la
nueva situación, ha juzgado la Santa Sede necesario el respeto y obediencia a
los poderes constituidos para el mantenimiento del orden y para el bien común.
3) La Santa Sede no cree
conveniente tomar resoluciones desde ahora acerca del Concordato.
Es, por tanto, necesario
usar a este respecto una prudente reserva.
4) Pero lo que sí importa
especialmente es la preparación para las Cortes constituyentes. Debe lograrse a
todo trance la unión seria y eficaz de todos los católicos (…) con el fin de
lograr que sean elegidos candidatos que den plena garantía de que defenderán
los derechos de la Iglesia y del orden social (…). Con esta misma orientación
(…) está organizada ya bajo las bases indicadas la unión de los católicos en la
coalición denominada Acción Nacional, que es preciso apoyar decididamente.
SEGURA, P.,
cardenal arzobispo de Toledo. Declaración colectiva. Pastoral de los reverendísimos
metropolitanos españoles, 16 de mayo de 1931
Posición de la Iglesia: Boletín Eclesiástico de
Tarragona
Los principios y
preceptos constitucionales en materia confesional no solo no responden al
mínimum de respeto a la libertad religiosa y de reconocimiento de los derechos
esenciales de la Iglesia que hacían esperar el propio interés y dignidad del
Estado, sino que, inspirado por un criterio sectario, representan una verdadera
oposición agresiva, aun a aquellas mínimas exigencias. […]. Más radicalmente
todavía se ha cometido el grande y funesto error de excluir a la Iglesia de la vida pública y activa de la nación, de las
leyes, de la educación de la juventud, de la misma sociedad doméstica, con
grave menosprecio de sus derechos sagrados y de la conciencia cristiana del
país, así como en daño manifiesto de la elevación espiritual de las costumbres y de las instituciones públicas.
De semejante separación violenta e
injusta, de tan absoluto laicismo del Estado, la Iglesia no puede dejar de lamentarse
y protestar, convencida como está de que las sociedades humanas no pueden
conducirse sin lesión de deberes fundamentales, como si Dios no existiera, o
desatender a la Religión, como si esta fuere un cuerpo extraño a ellas o cosa
inútil y nociva. […]
Boletín Eclesiástico de Tarragona, 31 de diciembre de 1931
Manuel Azaña: el problema religioso (PAEG)
España ha dejado de
ser católica; el problema político
consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español.
Yo no puedo admitir, señores diputados, que a esto se le llame problema
religioso. El auténtico problema religioso no puede exceder de los límites de
la conciencia personal, (...).
Durante muchos siglos, la actividad especulativa
del pensamiento europeo se hizo dentro del Cristianismo, el cual tomó para sí
el pensamiento del mundo antiguo y lo adaptó con más o menos fidelidad y
congruencia a la fe cristiana; pero también desde hace siglos el pensamiento y
la actividad especulativa de Europa han dejado, por lo menos, de ser católicos(
). Que haya en España millones de creyentes, yo no os lo discuto; pero lo que
da el ser religioso de un país, de un pueblo y de una sociedad, no es la suma
numérica de creencias o de creyentes, sino el esfuerzo creador de su mente, el rumbo que sigue su cultura.
Diario de sesiones de los Corles, 13 de
octubre de 1931
La
España incendiaria
Quemar (…) conventos e
iglesias no demuestra ni verdadero celo republicano ni espíritu de avanzada,
sino más bien un fetichismo criminal que lleva lo mismo a adorar las cosas
materiales que a destruirlas. El hecho repugnante avisa del único peligro
grande y efectivo que para la república existe: que no acierte a desprenderse
de las formas y las retóricas de una arcaica democracia. Inspirados por ésta,
no hubieran quemado los edificios, sino que más bien se habrían propuesto
utilizarlos para fines sociales. La imagen de la España incendiaria, la España
del fuego inquisitorial, les habría impedido, si fuesen de verdad hombres de
esta hora, recaer en esos estúpidos usos crematorios.
Gregorio Marañón,
J. Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala, Manifiesto de la Agrupación al
Servicio de la República, 11 de mayo de 1931
José Ortega y Gasset: “no es eso, no es eso” (PAEG)
Desde que sobrevino el
nuevo régimen no he escrito una sola palabra que no fuese para decir directa o
indirectamente esto: ¡No falsifiquéis la República! ¡guardad su originalidad!
¡No olvidéis ni un instante cómo y por qué advino! En suma: autenticidad,
autenticidad...
Con esta predicación
no proponía yo a los republicanos ninguna virtud superflua y de ornamento. Es
decir, que no se trata de dos Repúblicas igualmente posibles -una, la auténtica
española, otra, imaginaria y falsificada- entre las cuales cupiese elegir. No:
la República en España, o es la que triunfó, la auténtica, o no será. Así, sin
duda ni remisión.
¿Cuál es la República
auténtica y cuál la falsificada? ¿La de «derecha», la de «izquierda»? Siempre
he protestado contra la vaguedad esterilizadora de estas palabras, que no
responden al estilo vital del presente -ni en España ni fuera de España. (....)
No es cuestión de «derecha» ni de «izquierda» la autenticidad de nuestra
República, porque no es cuestión de contenido en los programas. El tiempo
presente, y muy especialmente en España, tolera el programa más avanzado. Todo
depende del modo y del tono. Lo que España no tolera ni ha tolerado nunca es el
«radicalismo» -es decir, el modo tajante de imponer un programa-. Por muchas
razones, pero entre ellas una que las resume todas. El radicalismo sólo es
posible cuando hay un absoluto vencedor y un absoluto vencido. Sólo entonces
puede aquél proceder perentoriamente y sin miramiento a operar sobre el cuerpo
de éste. Pero es el caso que España -compárese su historia con cualquier otra-
no acepta que haya ni absoluto vencedor ni absoluto vencido.
(... ) Pero en esta
hora de nuestro destino acontece, además, que ni siquiera ha habido vencedores
ni vencidos en sentido propio, por la sencilla razón de que no ha habido lucha,
sino sólo conato de ella. Y es grotesco el aire triunfal de algunas gentes
cuando pretenden fundar la ejecutividad de sus propósitos en la revolución.
Mientras no se destierre de discursos y artículos esa «revolución» de que tanto
se reclaman y que, como los impuestos en Roma, ha comenzado por no existir, la
República, no habrá recobrado su tono limpio, su son de buena ley. Nada más
ridículo que querer cobrar cómodamente una revolución que no nos ha hecho
padecer ni nos ha costado duros y largos esfuerzos. Son muy pocos los que, de
verdad, han sufrido por ella, y la escasez de su número subraya la inasistencia
de los demás. Una cosa es respetar y venerar la noble energía con que algunos
prepararon una revolución y otra suponer que ésta se ha ejecutado. Llamar
revolución al cambio de régimen acontecido en España es la tergiversación más
grave y desorientadora que puede cometerse. Lo digo así, taxativamente, porque
es ya excesiva la tardanza de muchas gentes en reconocer su error, y no es cosa
de que sigan confundidos lo ciegos con los que ven claro. Se hace urgentísima
una división de actitudes para que cada cual lleve sobre sus hombros la
responsabilidad que le corresponde y no se le cargue la ajena.
Las Cortes
constituyentes deben ir sin vacilación a una reforma, pero sin radicalismo
-esto es, sin violencia y arbitrariedad partidista-. En un Estado sólidamente
constituido pueden, sin riesgo último, comportarse los grupos con cierta dosis
de espíritu propagandista; pero en una hora constituyente eso sería mortal.
Significaría prisa por aprovechar el resquicio de una situación inestable, y el
pueblo español acaba por escupir de sí a todo el que «se aprovecha». Lo que ha
desprestigiado más a la Monarquía fue que se «aprovechase» de los resortes del
Poder público puestos en su mano. Una jornada magnífica como ésta, en que puede
colocarse holgadamente y sin dejar la deuda de graves heridas y hondas
acritudes, al pueblo español frente a su destino claro y abierto, puede ser
anulada por la torpeza del propagandismo.
Yo confío en que los
partidos (...) no pretenderán hacer triunfar a quemarropa, sin lentas y sólidas
propagandas en el país, lo peculiar de sus programas. La falsa victoria que
hoy, por un azar parlamentario, pudieran conseguir caería sobre la propia cabeza.
La historia no se deja fácilmente sorprender. A veces lo finge, pero es para
tragarse más absolutamente a los estupradores.
Una cantidad inmensa
de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción,
con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se
dicen ahora entre desasosegados y descontentos: «¡No es esto, no es esto!»
La República es una
cosa. El «radicalismo» es otra. Si no, al tiempo.
José Ortega y Gasset : «Crisol», 9 de septiembre de 1931
La
Constitución de 1931 (PAEG)
(…) España, en uso de su
soberanía y representada por las Cortes Constituyentes, decreta y sanciona esta
Constitución.
Art.
1° España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que
se organiza en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus
órganos emanan del pueblo. La República constituye un Estado integral,
compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones.
Art.
2°. Todos los españoles son iguales ante la ley.
Art
3°. El Estado español no tiene religión oficial.
Art.
4°. El castellano es el idioma oficial (...) Todo español
tiene obligación de saberlo y derecho de usarlo, sin perjuicio de los derechos
que las leyes del Estado reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones
(…)
Art.
6°. España renuncia a la guerra
como instrumento de política nacional (…)
Art.
11°. Si una o varias provincias limítrofes, con
características históricas, culturales y económicas comunes, acordaran
organizarse en región autónoma para formar un núcleo político-administrativo,
dentro del Estado español, presentarán su Estatuto con arreglo a lo establecido
en el Art. 12. (…)
Art.25. No podrán
ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la
clase social, la riqueza, las ideas políticas ni las creencias religiosas. El
Estado no reconoce distinciones y títulos nobiliarios.
Art.
26º. (…) Una ley especial
regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto
del Clero. Quedan disueltas aquellas órdenes religiosas que impongan (…) [voto]
de obediencia a autoridad distinta a la legítima del Estado. Sus bienes serán
nacionalizados y afectados a fines benéficos y docentes.
Art.
27º. La libertad de conciencia y
el derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión quedan
garantizados en el territorio español (…); Los cementerios estarán
exclusivamente sometidos a la jurisdicción civil. No podrá haber en ellos
separación de recintos por motivos religiosos, (…)
Art.
43º. (…) El matrimonio se funda en la igualdad de
derechos para ambos sexos, y podrá disolverse por mutuo disenso o a petición de
cualquiera de los cónyuges, con alegación en este caso de justa causa.
Art.
44º. Toda la riqueza del país, sea quien fuere su dueño,
está subordinada a los intereses de la economía nacional (...); La propiedad de
toda clase de bienes podrá ser objeto de expropiación forzosa por causa de
utilidad social mediante adecuada indemnización (…)
Art.
46º. [se establece] los casos de
seguro de enfermedad, accidentes, paro forzoso, vejez, invalidez y muerte; el
trabajo de las mujeres y de los jóvenes y especialmente la protección a la
maternidad; la jornada de trabajo y el salario mínimo y familiar; las
vacaciones anuales remuneradas (…); la participación de los obreros en la
dirección, la administración y los beneficios de las empresas (…).
Art
51º. La potestad legislativa
reside en el pueblo, que la ejerce por medio de las Cortes o Congreso de los
Diputados.
Art.
52º. El Congreso de los Diputados
se compone de los representantes elegidos por sufragio universal, igual,
directo y secreto.
Art. 67º. El Presidente
de la República es el Jefe del Estado y personifica a la Nación.
Art. 75º. El Presidente de la República nombrará
y separará libremente al Presidente del Gobierno y, a propuesta de éste, a los
Ministros. Habrá de separarlos necesariamente en el caso de que las Cortes les
negasen de modo explícito su confianza.
Art. 81º. El Presidente podrá disolver las
Cortes hasta dos veces como máximo durante su mandato cuando lo estime
necesario (…).
(en cursiva están destacados los
artículos del texto indicado para la PAEG)
Ley de Bases de la
Reforma Agraria (1932)
“Los
efectos de esta ley se extienden a todo el territorio de la República. Su
aplicación, en orden a los asentamientos de campesinos, tendrá lugar en los
términos municipales de Andalucía, Extremadura, Ciudad Real, Toledo, Albacete y
Salamanca. Las tierras del Estado y las que constituyeron antiguos señoríos,
transmitidos desde su abolición hasta hoy (…) podrán ser objeto de
asentamientos, sea cualquiera la provincia donde radiquen.
La
ejecución de esta ley quedará encomendada al Instituto de Reforma Agraria (…).
El Instituto de Reforma Agraria promoverá la formación de organismos de crédito
a fin de facilitar a los campesinos asentados el capital necesario para los
gastos de explotación (…).
Serán
susceptibles de expropiación las tierras incluidas en los siguientes apartados:
1) Las ofrecidas voluntariamente por sus
dueños siempre que su adquisición se considere de interés por el IRA (…)
5)
Las que por las circunstancias de su adquisición, por no ser explotadas
directamente por los adquirientes y por las condiciones personales de los
mismos, deba presumirse que fueran compradas con fines de especulación o con el
único objeto de percibir su renta (…).
7) Las incultas o manifiestamente mal
cultivadas en toda aquella porción que, por su fertilidad y favorable situación
permita un cultivo permanente, con rendimiento económico superior al actual
(…).
Quedarán excluidas de la adjudicación
temporal y de la expropiación las siguientes fincas:
a) Los bienes comunales pertenecientes a
los pueblos, las vías pecuarias (…).
b) Los terrenos dedicados a explotaciones
forestales (…).
d) Las fincas que por su ejemplar
explotación o transformación puedan ser consideradas como tipo de buen cultivo
técnico o económico (…).”
Gaceta
de Madrid, 21 de
septiembre de 1932
El Estatuto de Nuria:
el Estatuto de Autonomía de Cataluña (1932) (1)
Cataluña se constituye en región
autónoma dentro del Estado español con arreglo a la Constitución de la
República y del presente Estatuto. Su organismo representante es la Generalidad
y su territorio el que forman las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y
Tarragona, en el momento de promulgarse el presente Estatuto.
Art.
2. El idioma
catalán es, como el castellano, lengua oficial en Cataluña con el resto de
España, así como para la comunicación entre las autoridades del Estado y las de
Cataluña, la lengua oficial será el castellano (…)
Art.
14. La
Generalidad estará integrada por el Parlamento, el Presidente de la Generalidad
y el Consejo ejecutivo.
Las
leyes interiores de Cataluña ordenarán el funcionamiento de estos organismos,
de acuerdo con el Estatuto y la Constitución.
El
Parlamento, que ejercerá las funciones legislativas, será elegido por un plazo
no mayor de cinco años, por sufragio universal, directo, igual y secreto.
Los
Diputados del Parlamento de Cataluña serán inviolables(2) por los
votos u opiniones que emitan en el ejercicio de su cargo.
El
Presidente de la Generalidad asume la representación de Cataluña. Asimismo
representa a la región en sus relaciones con la República, y al Estado en las
funciones cuya ejecución directa le esté reservada al Poder central.
(1) fue suspendido en 1935 tras los
sucesos de octubre de 1934
(2) ya dijimos que significa que no se
les puede encausar o juzgar
Manuel Azaña: defensa de la autonomía de Cataluña
(PAEG)
El hecho que nosotros
celebramos hoy aquí no es solo un hecho catalán, sino un hecho español; y más
diré: un hecho de la historia universal, porque estando planteadas en el seno
de otros Estados europeos cuestiones que guardan íntima semejanza con lo que
representa Cataluña en relación con el resto de España, es probable que sean
España y la república española, con las soluciones autonomistas para este
género de problemas, las que se adelantan y dan la muestra de los caminos que
hayan de seguir otros pueblos europeos, colocados en situación más o menos
semejante a la nuestra.
MANUEL AZAÑA, Obras
completas
Los sucesos de Casas
Viejas
Ampliando
los graves sucesos ocurridos en Casas Viejas, a las seis de ayer un grupo de
revoltosos se situó frente al cuartel de la Benemérita, promoviendo alborotos y
haciendo descargas(1) . Al presentarse en una de las ventanas del
sargento y un guardia fueron recibidos con una descarga, cayendo ambos heridos.
Se avisó enseguida a Medina Sidonia, de donde se enviaron refuerzos. Por la
tarde, los revolucionarios se hicieron fuertes en una casa, proclamando el
comunismo libertario, cortando todas las comunicaciones. De Jerez y San
Fernando llegaron refuerzos de asalto, y al llegar estas fuerzas a Casas Viejas
intentaron tomar la casa donde se encontraban los revoltosos, sin conseguirlo,
entablándose un fuerte tiroteo del que resultó muerto un guardia de asalto y
otro, que corría en persecución de un individuo que entró a la casa mencionada,
penetrando tras él. A las nueve y media de la noche salieron de Cádiz guardias
de asalto con ametralladoras y bombas de mano para Casas Viejas.
ABC, 12 de enero de 1933
(1)
disparos
Creación de la CEDA
Anoche
se constituyó, entre vítores de entusiasmo, la Confederación Española de
Derechas Autónomas (…). Gil Robles, en las palabras finales, decía: “Debemos
felicitarnos de los trabajos, de la misma diversidad de tendencias
manifestadas, porque solo han revelado la pugna de llevar a las conclusiones la
interpretación más fiel y avanzada de la doctrina social y política cristiana
(…) que ha de ser el núcleo derechista que salve a la Patria, hoy en peligro”
(…)
Al discutirse, por la tarde, después de terminar todas las sesiones sus
respectivos trabajos, el Estatuto de la CEDA, se admitieron como coincidencias
fundamentales de los partidos que la integran –aparte de las conclusiones
aprobadas en detalle- las siguientes, debidas a la iniciativa de la Derecha
Regional valenciana: a) Afirmación y defensa de los principios fundamentales de
la civilización cristiana. b) Necesidad de una revisión constitucional de
acuerdo con dichos principios. c) Aceptación, como táctica para toda su
actuación política, de las normas dadas por el Episcopado a los católicos
españoles en su declaración colectiva de diciembre de 1931.
El Debate, 5 de marzo de 1933
La revolución de
Asturias
Comité
Revolucionario de Mieres y su Concejo:
Hacemos
saber:
1º.
Que el Comité Revolucionario, como intérprete de la voluntad popular y velando
por los intereses de la revolución, se dispone a tomar con la energía necesaria
todas las medidas conducentes a encauzar el curso del movimiento.
2º.
Todos los que se encuentren [en] condiciones de marchar al frente pueden
alistarse en las oficinas de reclutamiento que a tal efecto están instaladas
(…).
3º.
Cese radical de todo acto de pillaje, previniendo que todo individuo que sea
cogido en un acto de esta naturaleza será pasado por las armas (…).
8º.
Los miembros de los partidos y juventudes obreras de la localidad deberán
presentarse inmediatamente con su correspondiente carné para constituir la
milicia obrera (…).
COMITÉ REVOLUCIONARIO, 6 de octubre de
1934
Proclamación del
Estat Catalá en 1934
Catalanes:
las fuerzas monarquizantes y fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden
traicionar a la República han logrado su objetivo y han asaltado el poder. Los
partidos y los hombres que han hecho públicas manifestaciones contra las
menguadas libertades de nuestra tierra, los núcleos políticos que predican
constantemente el odio y la guerra a Cataluña, constituyen hoy el soporte de
las actuales instituciones (…).
En
esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el gobierno que
presido asume todas las facultades del poder en Cataluña, proclama el estado
catalán de la República Federal Española y, al establecer y fortificar la
relación con los dirigentes de la protesta general contra el fascismo, les
invita a establecer en Cataluña el gobierno provisional de la República (…).
Lluís Companys, 6 de octubre de 1934
Crítica a la sublevación de 1934
El
alzamiento de 1934 es imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder
a la CEDA era inatacable, inevitable y hasta debida hacía ya tiempo. El
argumento de que Gil Robles intentaba destruir la Constitución para instaurar
el fascismo era a la vez hipócrita y falso. Hipócrita porque todo el mundo
sabía que los socialistas de Largo Caballero estaban arrastrando a los demás a
una rebelión contra la Constitución de 1931 (…); y, por otra parte, a la vista
está que el presidente Companys y la Generalitat entera violaron también la
Constitución (…).
En
cuanto a los mineros asturianos, su actitud se debió por entero a
consideraciones teóricas y doctrinarias (…). Si los campesinos andaluces que
padecen hambre y sed se hubiesen alzado contra la República, no nos hubiera
quedado más remedio que comprender y compadecer. Pero los obreros asturianos
eran obreros bien pagados (…).
Con
la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad
moral para condenar la rebelión de 1936.
Salvador de Madariaga, España, 1978
Formación del Frente Popular
“Los partidos republicanos Izquierda
Republicana, Unión Republicana y el Partido Socialista, en representación del mismo
y de la Unión General de Trabajadores. Federación Nacional de Juventudes
Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista, Partido Obrero de
Unificación Marxista , sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus
doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común que sirva de
fundamento y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata
contienda electoral y de norma de gobierno que habrán de desarrollar los
partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras, en el
caso de victoria. Declaran ante la opinión pública las bases y los límites de
su coincidencia política y. además, la ofrecen a consideración de las
restantes organizaciones republicanas y obreras por si estiman conveniente a
los intereses nacionales de la República venir a integrar en tales condiciones
el bloque de izquierdas que debe luchar frente a la reacción en las elecciones
generales de diputados a Cortes (...)”.
19 de
enero de 1936
Programa del Frente
Popular
“(…)
El programa mínimo aceptado por todos los partidos que intervenían [en el
Frente Popular], incluía los siguientes puntos fundamentales:
1. Amnistía total para los insurrectos de
1934 y para todos los acusados de atentados político-sociales desde 1933 y
procesamiento de todos los culpables de “actos de violencia” al reprimir los
atentados políticos.
2. Reposición en sus puestos de todos los
trabajadores y empleados públicos despedidos por causas políticas y
compensación plena de todas las pérdidas sufridas por ellos.
3. Reforma del Tribunal de Garantías
Constitucionales para excluir la influencia conservadora; reforma del sistema
judicial con el objeto de establecer su independencia, promulgar la justicia
social y acelerar su rapidez y eficacia.
4. Restauración de la autoridad de todos
los apartados de la constitución republicana; reforma de las cortes (…),
aprobación de la legislación orgánica que garantice el funcionamiento de los
gobiernos provincial y municipal; reforma de la ley de orden público con el
objeto de obtener mayores garantías para los derechos individuales.
5. Continuación de la reforma agraria;
arrendamientos menores y mayor seguridad para los pequeños propietarios;
reducción de impuestos (…), ayuda técnica acrecentada para los pequeños
propietarios.
6. Protección de los pequeños productores
y los pequeños empresarios (…).
7. Sujeción del funcionamiento del Banco
de España al interés público (…).
8. Restauración de toda la legislación
social de 1931-33; aumento de los salarios; amplio programa de viviendas
sociales; extensión de la educación a todos los niveles.
Este
programa era, fundamentalmente, socialdemócrata reformista. (…) Desbordaba en
algunos aspectos la posición original de la izquierda republicana, pero se
alejaba de la obsesión anticlerical que, en el pasado, le había restado tantas
energías. Estipulaba un acuerdo sobre el conjunto de principios mínimos para
una coalición electoral, pero no constituía un plan para un gobierno de
coalición”.
Payne, S.G.: La Revolución Española, Barcelona, Argos-Vergara, 1977.
Ideología
de FE y de las JONS
1. Creemos en la suprema realidad de España.
Fortalecerla, elevarla y engrandecerla es la apremiante tarea colectiva de
todos los españoles. A la realización de esa tarea habrán de plegarse
inexorablemente los intereses de los individuos, de los grupos y de las clases.
2. España es una unidad de destino en lo universal.
Toda conspiración contra esa unidad es repulsiva. Todo separatismo es un crimen
que no perdonaremos. La constitución vigente, en cuanto incita a las digresiones,
atenta contra la unidad de destino de España. Por eso deseamos su anulación
fulminante.
3. Tenemos voluntad de imperio. Afirmamos que la
plenitud histórica de España es el Imperio. Reclamamos para España un puesto
preeminente en Europa. No soportamos ni el aislamiento internacional ni la
mediatización extranjera. Respecto a los países de Hispanoamérica, tendemos a
la unificación de la cultura, de los intereses económicos y del poder. España
alega su condición de eje espiritual del mundo hispánico como título para su
preeminencia en las empresas universales.
6.
Nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad
patria. Todos los españoles participarán en él a través de su función familiar,
municipal y sindical. Nadie participará a través de los partidos políticos. Se
abolirá implacablemente el sistema de los partidos políticos con todas sus
consecuencias: sufragio inorgánico, representación por bandos en lucha y
Parlamento conocido.
7.
La dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos
e intangibles. Pero sólo es de veras libre quien forma parte de una nación
fuerte y libre. A nadie le será lícito usar su libertad contra la unión, la
fortaleza y la libertad de la patria. Una disciplina rigurosa impedirá todo
intento dirigido a envenenar, a desunir a los españoles o a moverlos contra el
destino de la Patria.
8.
El Estado nacional-sindicalista permitirá toda iniciativa privada compatible
con el interés colectivo, y aún protegerá y estimulará las beneficiosas.
9.
Concebimos a España en lo económico
como un gigantesco sindicato de productores (…)
12.
"Las riquezas tienen como primer
destino -y así lo afirmará el nuevo Estado- mejorar las condiciones de vida de
cuantos integran el pueblo. No es tolerable que masas enormes vivan
miserablemente mientras unos cuantos disfrutan de todos los lujos (…)
23.
Es misión esencial del Estado, mediante una disciplina rigurosa de la
educación, conseguir un espíritu fuerte y unido e instalar en el alma de las
futuras generaciones la alegría y el orgullo de la Patria. (…)
25.
Nuestro movimiento incorpora el sentido católico –de gloriosa tradición y
predominante en España- a la reconstrucción nacional. La Iglesia y el Estado
concordarán sus facultades respectivas sin que se admita intromisión o
actividad alguna que menoscabe la dignidad del Estado o la integridad nacional.
Discurso de José
Antonio Primo de Rivera en el Teatro de la Comedia
He
aquí lo que exige nuestro sentido total de la Patria y del Estado que ha de
servirla.
Que todos los pueblos de España, por
diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino.
Que desaparezcan los partidos
políticos. Nadie ha nacido nunca miembro de un partido político; en cambio,
nacemos todos miembros de una familia; somos todos vecinos de un Municipio; nos
afanamos todos en el ejercicio de un trabajo. Pues si ésas son nuestras
unidades naturales (…) ¿para qué necesitamos el instrumento intermediario y
pernicioso(1) de los partidos políticos (…)?
Queremos menos palabrería liberal y
más respeto a la libertad (…) del hombre. Porque sólo se respeta la libertad
del hombre cuando se le estima (…) portador de valores eternos; cuando se le
estima envoltura corporal de un alma que es capaz de condenarse y de salvarse. (…)
Queremos que todos se sientan miembros
de una comunidad seria y completa; (…) que las funciones a realizar son muchas:
unos, con el trabajo manual; otros, con el trabajo del espíritu; algunos, con
un magisterio de costumbres y refinamientos. (…)
Queremos que (…) se dé a todo hombre
(…) la manera de ganarse con su trabajo una vida humana, justa y digna.
Queremos que el espíritu religioso (…)
sea respetado y amparado(2) (…), sin que por eso el Estado se
inmiscuya(3) en funciones que no le son propias (…)
Queremos que España recobre (…) el
sentido universal de su cultura y de su Historia.
Y queremos, por último, que si esto ha
de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la
violencia. (…) ¿Quién ha dicho que cuando insultan nuestros sentimientos, antes
que reaccionar como hombres, estamos obligados a ser amables?(3)
Bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no
hay más dialéctica admisible que la
dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o
a la Patria.
Esto es lo que pensamos nosotros del
Estado futuro que hemos de afanarnos(4) en edificar.
Madrid, 29 de octubre de 1933(5)
(1)
perjudicial
(2)
protegido
(3)
inmiscuir=entrometerse
(4)
afanarse=empeñarse, ponerse a la faena
(5)
fragmento parte del examen PAEG de Madrid 2009-2010
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