jueves, 12 de marzo de 2015

EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902)

La Restauración significó la vuelta de la monarquía liberal con la dinastía de Borbón, en la figura del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II. Fue la reconstrucción del régimen liberal-burgués de la primera mitad del XIX. No fue un régimen democrático, pues solo participaron políticamente las clases más poderosas, siendo excluidas las clases populares. El verdadero constructor de la Restauración fue el político Cánovas del Castillo, quien preparó el retorno de la monarquía borbónica a España.

1. EL ESTABLECIMIENTO DE ALFONSO XII COMO REY, Y EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA; LA RESTAURACIÓN EN CASTILLA-LA MANCHA



1.1 La Restauración de los Borbones en España


Durante el Sexenio Democrático, la oligarquía española se había reunido alrededor del Partido Alfonsino, liderados por Cánovas. Difundieron la idea de que la solución al caos del Sexenio sería el regreso de la monarquía liberal con Alfonso de Borbón. Sus apoyos procedían de los grupos más poderosos: burguesía terrateniente, industrial y financiera altos oficiales del ejército, aristócratas, clérigos...
A principios de diciembre de 1874 Cánovas y Alfonso de Borbón expusieron a la nación el Manifiesto de Sandhurst, donde defendían la monarquía liberal, una nueva constitución y la vuelta a la paz social, la convivencia y la estabilidad política. La Restauración triunfó por el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, a finales de Diciembre de 1874, poniendo fin a la I República española y declarando el retorno de la monarquía liberal. En Madrid se constituyó una Regencia presidida por Cánovas, quien preparó la llegada de Alfonso de Borbón. En Enero de 1875 entró Don Alfonso en Madrid y fue proclamado nuevo rey de España, con el título de Alfonso XII. Comenzaba la Restauración, que fue bien recibida por la mayoría de la población.   

Alfonso XII
El sistema político de la Restauración está absolutamente ligado a la figura de Antonio Cánovas del Castillo. Fue un político pragmático y realista que buscó el consenso entre las fuerzas liberales en las que se cimentó el régimen de la Restauración. Cánovas era partidario de mantener a los Borbones y el viejo sistema liberal antidemocrático basado en el sufragio censitario. Defendía la idea moderada de la soberanía compartida de Rey y Cortes, en un punto intermedio entre el Antiguo Régimen y monarquía democrática de 1869.
 
Cánovas del Castillo
Sin embargo, era consciente de que era necesario renovar el agotado programa de los moderados. Estas eran las novedades que propuso:
·         Alfonso XII debía reemplazar a la impopular Isabel II. Cánovas consiguió que la reina renunciara a sus derechos al trono en 1870.
·         Había que terminar con las continuas intervenciones del Ejército, fuente continua de inestabilidad política.
·         Había que crear un sistema bipartidista basado en dos partidos burgueses que pacíficamente se fueran turnando en el poder. Estos dos partidos serían el que él creo, el Partido Conservador, que debía sustituir al agotado partido Moderado, y el Partido Liberal, dirigido por el antiguo progresista Práxedes Mateo Sagasta, que sería el heredero de los ideales de 1869 adaptados a los límites del sistema canovista.

Sagasta, fundador del Partido Liberal Fusionista o Partido Liberal
El sistema ideado por Cánovas estará vigente hasta Alfonso XIII, con el cual se van a introducir varios cambios. La primera época de la Restauración se divide en dos periodos:
·         Reinado de Alfonso XII (1874-85)
·         La Regencia de María Cristina (1885-1902)

1.2 La Constitución de 1876

El mismo año de la derrota del carlismo, el régimen de la Restauración se dotó de una nueva constitución que, en lo fundamental, es heredera de la moderada de 1845. Aunque se reunieron unas Cortes constituyentes, su verdadero inspirador fue el propio Cánovas del Castillo:
·         Soberanía compartida Cortes con el Rey. Lo que significaba la negación de la idea de soberanía nacional.
·         Cortes Bicamerales:
o   Congreso elegido por sufragio.
o   Senado en el que se representan las clases poderosas del país: senadores “de derecho propio” (Grandes de España y jerarquías eclesiásticas y militares) y senadores “vitalicios”, nombrados por el rey.
·         Fortalecimiento del poder de la Corona que se constituyó como eje del Estado:
o   Poder ejecutivo: designación de los ministros y mando directo del ejército.
o   Poder legislativo compartido con las Cortes:
§  Derecho de veto absoluto sobre las leyes aprobadas por las Cortes.
§  Poder de convocar, suspender o disolver las Cortes.
·         Reconocimiento teórico de derechos y libertades, que en la práctica  fueron limitados o aplazados durante los gobiernos de Cánovas.
·         No se especifica el tipo de sufragio para elegir el Congreso. Posteriormente, bajo el gobierno del Partido Conservador de Cánovas se aprobó la Ley Electoral de 1878 que establecía el  sufragio censitario, limitado a los mayores contribuyentes. Hasta 1890 no se consagra el sufragio universal masculino
·         Recorte de la libertad religiosa. Religión católica es declarada religión oficial del Estado. Se toleran otros cultos pero sólo en el ámbito privado.

Tira cómica de la revista "La Flaca" sobre la financiación de la Iglesia,
ironizando sobre los desvíos de fondos hacia el carlismo

1.3 El funcionamiento del sistema canovista

1.3.1 El turno de partidos

Cánovas diseñó un sistema basado en el turno pacífico de dos partidos en el poder, imitando el modelo inglés (tories/whigs). El Partido Liberal-Conservador (Partido Conservador) se organizó alrededor de su líder, Antonio Cánovas del Castillo, y aglutinó a los  sectores más conservadores y tradicionales de la sociedad (a  excepción de los carlistas y los integristas más radicales). El Partido Liberal-Fusionista (Partido Liberal) tenía como principal dirigente a Práxedes Mateo Sagasta y reunió a antiguos progresistas, unionistas y algunos ex republicanos moderados.
En cuanto a su actuación política, las diferencias entre los partidos eran mínimas. En la práctica, la actuación de ambos partidos en el poder no difería mucho, al existir un acuerdo tácito de no promulgar nunca una ley que forzase al otro partido a derogarla cuando regresase al gobierno.
El sistema de turno  tuvo la gran virtud de garantizar la alternancia pacífica en el poder, poniendo fin durante un largo periodo al intervencionismo militar y a los pronunciamientos. Sin embargo, el turno fue un puro artificio político, destinado a mantener apartados del poder a las fuerzas que quedaban fuera del estrecho sistema diseñado por Cánovas: las fuerzas de izquierda, el movimiento obrero, los regionalismos y nacionalismos.
El turno en el poder no era la expresión de la voluntad de los electores, sino que los dirigentes de los partidos lo acordaban y pactaban previamente

Caricatura donde Sagasta guisa y Cánovas come, y viceversa. Pero siempre España es la que friega

Una vez acordada la alternancia, y el consiguiente disfrute del presupuesto, se producía el siguiente mecanismo:
·         El Rey nombraba un nuevo Jefe de Gobierno y le otorga el decreto de disolución de Cortes.
·         El nuevo gobierno convocaba unas elecciones completamente adulteradas, “fabricaba” los resultados mediante el  “encasillado”, la asignación previa de escaños en los que se dejaba un número suficiente a la oposición.
Este sistema de adulteración electoral no fue único de la España de la época, el “transformismo” en Italia y el “rotativismo” en Portugal fueron sistemas similares.



1.3.2 El caciquismo

El fraude electoral generalizado que caracterizó el sistema del turno tiene lugar en el contexto de un país agrario y atrasado. La clave de la adulteración electoral estaba en los “caciques”, que eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales acordados por las elites de los partidos.
Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la España rural (terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes...), quienes siguiendo las instrucciones del Gobernador Civil de cada provincia, amañaban las elecciones. Los gobernadores habían sido a su vez informados por el ministro de Gobernación de los resultados que "debían" de salir en sus provincias, siguiendo el "encasillado" acordado por las elites políticas.
Los métodos desplegados por los caciques durante los elecciones fueron muy variados: violencia y amenazas; cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos, saldo de préstamos, agilizar expedientes que se eternizaban en las oficinas estatales...); o simplemente trampas en las elecciones, el conocido popularmente como el “pucherazo”.


El conde de Romanones, ejerció un gran control en Guadalajara o las familias Ochando y López Chicheri en la provincia de Albacete.



La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 abrió el período de la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Tras la muerte del rey, Cánovas y Sagasta reafirmaron en el denominado Pacto del Pardo (1885) el funcionamiento del sistema de turno.
La regente María Cristina de Habsburgo-Lorena jura la Constitución, tras la muerte del Rey

En el denominado "gobierno largo" de Sagasta (1885-1890) se aprobaron diversas medidas de reforma política:
·         1887 Libertades de cátedra, asociación y prensa, suprimiendo la censura.
·         1890 Sufragio universal masculino.
Sin embargo, el sistema de turno siguió basándose en la adulteración sistemática de las elecciones, aunque el sufragio universal permitió que los republicanos obtuvieran un puñado de diputados en las ciudades, donde no funcionaba el caciquismo.
Durante esta época, por tanto, aunque existan elecciones y Cortes, su funcionamiento se va a ver anulado por el sistema.

La consecución del sufragio universal masculino dirige a Sagasta al triunfo

2. OPOSICIÓN POLÍTICA AL RÉGIMEN.

Los partidos del sistema canovista representan a un amplio sector social, principalmente burgués, pero hay otras tendencias que ya existían, junto a otras nuevas que aparecen ahora, que no tienen cabida en los gobiernos, y serán discriminados y apartados del poder. ¿Cuáles son esos grupos?

2.1 El carlismo.

La derrota militar del carlismo en 1876 y la abolición de los fueros vasconavarros provocó un cisma o división dentro de las filas carlistas:
·         La mayoría de los exiliados en Francia volvió a España acogiéndose al indulto decretado por el gobierno, y decidió integrarse en el régimen de la Restauración, formando la llamada corriente tradicionalista. Ésta aceptó a Alfonso XII como rey y la consideración del catolicismo como religión oficial del Estado, pese a la libertad de culto en privado.
·     Sin embargo, el resto, los llamados neocatólicos o integristas representados por Cándido Nocedal, siguió rechazando el sistema e incluso se separó de la obediencia a don Carlos (Carlos VII), que llegó a negociar para poder volver a España. Crearon un partido, la Unión Católica, que luego se uniría a los conservadores.


Caricatura de Cándido Nocedal

2.2 El republicanismo.

Manifestación republicana, por Antoni Estruch

Desde 1868, el republicanismo se convirtió en una fuerza activa en la vida política española. Antes de esa fecha, sus partidarios habían permanecido en la clandestinidad de las sociedades secretas o bien integrados en el Partido Demócrata.
El fracaso de la experiencia republicana también supuso una escisión en sus filas, que ya se había gestado desde el inicio de la I República, como sabemos. La división tras el golpe de Pavía los debilita y desorganiza durante largo tiempo, de modo que no tendrán apenas éxito en las elecciones hasta finales de siglo (debido a la implantación del sufragio universal), donde obtendrán mayoría en las ciudades más grandes, donde el caciquismo tenía menor efectividad.
 
Caricatura en la que Cánovas, como don Juan, intenta
seducir a Castelar, representado como doña Inés, de que se una al 
partido Conservador (Zorrilla publicó Don Juan Tenorio en los años 40)


La base social de los republicanos eran las clases medias y populares, por lo tanto, hay muchos objetivos en común con el movimiento obrero (ampliación del sufragio, mejora de las condiciones laborales,…). 
Los distintos puntos de vista consagrarán diferentes facciones:
·         Posibilistas de Castelar (más conservadores). Muchos de sus miembros pasaron al partido Liberal tras la consecución del sufragio universal en 1890.
·         Partido Progresista de Ruiz Zorrilla. De éste surgirá luego el Partido Radical de Lerroux.
·         Republicanos federalistas de Pi y Margall. Algunos de ellos pasarán a militar en las filas de los diversos grupos regionalistas y nacionalistas.

2.3 El movimiento obrero: anarquistas y socialistas.
La carga contra unos manifestantes, de Ramón Casas

El movimiento obrero en España nace con la creación de la sección española de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores o “La Intenacional”) durante el sexenio gracias a la labor del anarquista Fanelli y el marxista Lafargue. Tras el golpe de Pavía en 1874 los "internacionalistas" (el movimiento obrero) fueron duramente reprimidos. Al igual que en toda Europa, la ruptura entre Marx y Bakunin propició la escisión de las fuerzas obreras:

·               Anarquismo

Grupo mayoritario en España. Tras la ley de Asociaciones de 1881, aprobada por el gobierno liberal de Sagasta, se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales. En 1881 nació la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). En la que destacó Anselmo Lorenzo, uno de los principales líderes de los inicios del movimiento anarquista.
Sin embargo, el anarquismo va a dividirse en dos formas de actuación:
- la acción directa, a través de atentados y magnicidios. Sus hechos más conocidos fueron el asesinato del artífice del sistema de la Restauración, Cánovas, o la bomba que colocaron en el Liceo de Barcelona. También es famoso el proceso contra la Mano Negra (1882), una supuesta organización terrorista de carácter anarquista, acusada de ciertas acciones violentas en Andalucía. Nunca quedó claro si existía realmente o había sido inventada por la prensa, o incluso por el gobierno, que así tenía pretexto para reprimir duramente el anarquismo. 

Atentado fallido contra el general Martínez Campos



Atentado fallido contra el rey Alfonso XII
Reconstrucción del asesinato de Cánovas por el anarquista italiano Angiolillo en el balneario de Santa Águeda en Mondragón (Guipúzcoa)
- el anarcosindicalismo, fórmula a través de la que buscan luchar por la mejora de la clase obrera. En 1910 nació la Confederación Nacional del Trabajo, la CNT, el mayor sindicato español con gran fuerza entre los obreros agrícolas andaluces y los obreros industriales catalanes. Los anarquistas defendieron una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria.

·         Socialismo

Minoritarios en nuestro país. Todavía de forma clandestina, en 1879 nació en Madrid el Partido Socialista Obrero EspañaPSOE, con Pablo Iglesias como principal figura. En 1888, el PSOE celebró su primer congreso y se fundó la Unión General de Trabajadores, la UGT, sindicato socialista.

Pablo Iglesias
Opuestos a los anarquistas, los socialistas mantuvieron una ideología colectivista, anticlerical y antiburguesa, pero más moderada que la de la otra gran corriente del movimiento obrero español. Partidarios de la lucha política, Pablo Iglesias fue elegido diputado en 1910.

Pablo Iglesias dando un mitin

El socialismo tendrá más arraigo dentro del proletariado industrial y minero, al encontrarse en núcleos urbanos, y su ideología, claramente marxista, se difundirá a través de las redes de “Casas del Pueblo”, que se van a ir creando.

2.4 Los nacionalismos periféricos.

Regionalismos y nacionalismos surgieron como oposiciones nuevas al sistema de la Restauración. El regionalismo pretendía un cierto nivel de autogobierno en una región determinada, estableciendo como límite lo que afectase a la soberanía de España como Estado. Se emplea “nacionalismo” cuando se desborda este límite, aunque no significa necesariamente independentismo, ya que el ejercicio de la soberanía puede llevar a un pueblo a optar libremente por integrarse en España.
La aparición de los nacionalismos se da por una serie de factores: la recuperación de tradiciones con la corriente romántica, el desarrollo económico, el excesivo centralismo y la ineficacia del gobierno de Madrid, etc.

·               El nacionalismo catalán

Cataluña y los demás reinos de la Corona de Aragón habían perdido sus leyes y fueros particulares con los Decretos de Nueva Planta, tras la guerra de Sucesión.
Durante el siglo XIX, el siglo del nacionalismo en toda Europa, el sentimiento nacionalista se reavivó entre una burguesía que estaba protagonizando la revolución industrial. El regionalismo y el nacionalismo catalán se fueron construyendo en varias etapas:
·         En la década de 1830, en pleno período romántico, se inicia  la Renaixença, movimiento intelectual, literario y apolítico, basado en la recuperación de la lengua catalana.
·         En 1882, Valentí Almirall creó el Centre Catalá, organización política que reivindicaba la autonomía y denuncia el caciquismo de la España de la Restauración.
·         Enric Prat de la Riba fundó la Unió Catalanista (1891) de ideología conservadora y católica. Al año siguiente, esta organización aprueba las denominadas Bases de Manresa, programa en el que se reclama el autogobierno y una división de competencias entre el estado español y la autonomía catalana. Fuertemente nacionalista,   la Unió Catalanista no tuvo planteamientos separatistas.
·         En 1901 nace la Lliga Regionalista con Francesc Cambó con principal dirigente y Prat de la Riba como ideólogo. Es un partido conservador, católico y burgués con dos objetivos principales:
o   Autonomía política para Cataluña dentro de España. La Lliga nace alejada de cualquier independentismo. Cambó llegó a participar en el gobierno de Madrid, pese a no conseguir ninguna reforma ante el cerrado centralismo de los gobiernos de la Restauración.
o   Defensa de los intereses económicos de los industriales catalanes. Defensa de una política comercial proteccionista.
El catalanismo ganó fuerza tras el desastre español en la Guerra de Cuba frente a EE UU, 1898. La burguesía catalana culpó a los políticos y gobernantes españoles de incompetentes e ineficaces.
El nacionalismo catalán se extendió esencialmente entre la burguesía y el campesinado. Mientras tanto, la clase obrera abrazó mayoritariamente el anarquismo.

Enric Prat de la Riba
·         El nacionalismo vasco

El nacionalismo vasco tuvo su origen en la derrota carlista en 1876. La abolición de los antiguos fueros vascos levantó una ola de indignación entre muchos euskaldunes, contrarios al centralismo político. Por otro lado, el desarrollo industrial favoreció una masiva llegada de inmigrantes castellanos (maketos) rompiendo con la tradicional sociedad rural vasca. Los caseríos y los pastores se sustituyeron por los altos hornos y los obreros industriales lo que fue visto como una amenaza hacia las tradiciones y costumbres vascas.
Sabino Arana

El principal ideólogo del nacionalismo vasco fue Sabino Arana, quien fundó el PNV en 1895. La ideología de Arana se basaba en los principios de la raza vasca, del euskera, de los fueros y de la religión (Arana era ultracatólico). Su integrismo religioso católico se ve en su afirmación de que “Euskadi se establecerá sobre una completa e incondicional subordinación de lo político a lo religioso, del Estado a la Iglesia”, o “el fin que persigo es el de conducir al pueblo vasco hacia Dios”. El lema del PNV será “Dios y Leyes Viejas”, un claro elemento de continuidad con el carlismo
Arana defendía la total independencia de Euskadi, la separación de España para construir un Estado soberano (incluyendo el País Vasco francés). Otros miembros del PNV eran más moderados y exigían autonomía administrativa y descentralización política.
Por tanto, el nacionalismo vasco se diferencia del catalán en sus principales postulados, racismo, independentismo y conservadurismo, así como en su base social, ya que se extendió sobre todo entre la pequeña y media burguesía, y en el mundo rural.  La gran burguesía industrial y financiera se distanció del nacionalismo, y el proletariado, procedente en su mayor parte de otras regiones españolas, abrazó mayoritariamente el socialismo. Su influencia es mayor en Vizcaya y Guipúzcoa y menor en Álava y Navarra.

El nacionalismo o regionalismo gallego y valenciano, finalmente, fueron fenómenos muy minoritarios.

3. LA CRISIS DEL 98 Y LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL.

3.1 Los antecedentes:
Poco después de la caída de Isabel II, en octubre de 1868, tras el “Grito de Yara” se inicia la denominada “Guerra Larga” en Cuba, que supuso uno de los asuntos más complejos del Sexenio Revolucionario. Ya en época de Alfonso XII, y tras la derrota del carlismo, el régimen se empleó a fondo con la cuestión cubana, logrando cerrar la guerra con la Paz de Zanjón (1878), en la que el general Martínez Campos concedía una amnistía y promesas de autogobierno, que jamás llegaron a materializarse.
Pero lo que sí llegó a cristalizar fue el Partido Liberal Cubano, integrado por criollos, que luchó por aumentar su autonomía.
En 1893 el Proyecto de Autonomía para Cuba realizado por Maura fue rechazado, pues era algo difícil de aceptar por los conservadores, siempre defensores del centralismo.
A partir de entonces es cuando aparecen posturas más radicales que buscan ya la independencia, como el Partido Revolucionario Cubano de José Martí, el auténtico héroe o personaje mitificado de la independencia, que murió luchando contra los españoles, igual que otro de los líderes, Antonio Maceo.
José Martí

3.2 La guerra:

Los libertadores cubanos o rebeldes cubanos, según se mire...

En 1895 se puso en marcha el apresuradamente aprobado estatuto de autonomía de la isla, pero ya era tarde: con el “Grito de Baire” se iniciaba la guerra de tres años que finalizaría con la independencia de Cuba.
De nuevo se envió a Martínez Campos, que afrontó los combates en condiciones difíciles (enfermedades, desabastecimiento,…) y siempre hostigado por la táctica de guerrillas de los insurrectos.

Tropas españolas en Cuba
Desde el principio del nuevo conflicto EEUU apoya a los rebeldes, ya que tiene claros intereses comerciales en isla: no sólo colocar sus productos manufacturados allí, sino abastecerse allí de productos tropicales, como azúcar, café y tabaco.
En 1897 pasa a hacerse cargo de las operaciones el general Valeriano Weyler, que pronto pudo ver que no podría hacerse con el control de la isla mientras no fuera “limpiando” de rebeldes parte por parte de la misma. Como éstos se infiltraban por zonas de bosque y eran apoyados por la población civil, Weyler decidió dividir Cuba en compartimentos estancos, es decir, estableció de un extremo de la isla al otro, de modo que una vez neutralizados los insurgentes en una región, ésta estuviese siempre bajo control español y no pudiesen volver allí los rebeldes.

El general Valeriano Weyler
Para evitar el apoyo a la rebelión por parte de los civiles, los obligó a desplazarse a zonas controladas por los españoles, lo que suponía el abandono de ciertas poblaciones dispersas y haciendas. Los cubanos permanecieron hacinados en los primeros “campos de concentración” de la historia contemporánea, que tristemente se saldaron con una fuerte mortandad debido a la difusión de epidemias (como el cólera) y la falta de abastecimiento (100.000 personas).
Gracias a estas medidas, Weyler logró un control casi total de la isla, pero los acontecimientos iban a cambiar de dirección con la intervención de EEUU en el conflicto.
El presidente Cleveland había hecho una oferta de compra de la isla al gobierno, pero ese año subió al poder Mc Kinley, más agresivo, y decidido a expulsar a los españoles de Cuba.
Sagasta ocupó el poder tras el asesinato de Cánovas (1897) y deseando cerrar el conflicto antes de la intervención de EEUU, aprobó una autonomía plena. Sin embargo, los cubanos, ahora liderados  por Máximo Gómez, exigieron para la negociación la destitución del odiado Weyler, y su sustituto, el general Blanco, perdió en semanas lo que tardó un año en ser controlado, debilitando así la postura gubernamental.
Estando la “cuestión cubana” a punto de zanjarse, EEUU no tenía otra opción que intervenir directamente. Así, en febrero de 1898 el acorazado Maine, que llegó al puerto de La Habana supuestamente para “proteger los intereses comerciales” de EEUU, fue hundido misteriosamente. Algunos piensan que fueron los separatistas cubanos, para provocar el conflicto, pero recientemente un estudio de los restos demostró que la explosión se produjo desde dentro del casco, quizá provocada por los mismos yanquis. Los norteamericanos atribuyeron la autoría del atentado a España, así que el hecho es que fue el “casus belli” (pretexto) para la guerra que EEUU necesitaba.
El acorazado Maine entra en la bahía de La Habana
De hecho, desde un tiempo antes un nuevo poder fue caldeando los ánimos para la guerra. Estamos hablando del papel de la prensa, probelicista en ambos países. En España se propagó un “nacionalismo irresponsable” bajo la creencia de nuestra superioridad, mientras que en EEUU los grupos dirigidos por Hearst y Pulitzer instigaban a favor de la intervención y culpaban del incidente a los españoles. Así lograban vender enormes tiradas de periódicos.
EEUU ofreció una oferta de compra de la isla por 300 millones de dólares, que fue rechazada (Cuba era fundamental para nuestro comercio y nuestra industria), así que exigió un ultimátum al gobierno español que incluía la concesión de la soberanía para Cuba, algo claramente inaceptable. La guerra fue declarada el 20 de Abril. Mucha gente en España creía que era necesaria y sería favorable…
Mientras tanto, la situación en Filipinas tampoco estaba calma. El general Polavieja había sofocado recientemente unas insurrecciones contra el poder español, y ejecutado al líder e intelectual José Rizal, creador de la Liga Filipina, que no había participado en el conflicto. El 1 de mayo nuestra flota de barcos de madera fue aniquilada por la moderna armada yanqui, en el llamado desastre de Cavite. Manila fue ocupada más tarde, el 14 de agosto, cuando todo estaba decidido.

José Rizal

Entre tanto, la flota española, anclada en el puerto de Santiago de Cuba, fue bloqueada por la estadounidense. Se ordenó salir al almirante Cervera, que ya antes lo había dado todo por perdido, y sus barcos fueron hundidos uno a uno (“tiro al pato” lo describió la prensa yanqui). 370 españoles murieron, hubo 150 heridos y 1500 prisioneros, frente a un único estadounidense fallecido. Está claro que nuestra armada estaba anticuada y jamás tuvo al alcance los barcos de metal enemigos. Este éxito permitió a los norteamericanos ocupar Puerto Rico en Julio, y a expulsar a los españoles de Cuba apoyando a los rebeldes.

Ilustración reconstruyendo la batalla de Cavite en Filipinas



Monumento a los marinos en Cavite y Santiago de Cuba, junto al puerto de Cartagena

Las tropas yanquis luchan contra las españolas en Cuba
España no contó con el apoyo de ninguna potencia, ya que durante la Restauración se estableció en política exterior la llamada “política de recogimiento”, es decir, neutralidad en medio de una época de conflictos coloniales, entre Francia, Reino Unido y posteriormente, Alemania.
Tras estas aplastantes derrotas, el gobierno español tuvo que someterse a todas las exigencias yanquis.  Se firmó el Tratado de Paz de París (10-XII-1898) por el que concedía la soberanía a Cuba y cedía a EEUU Filipinas, Guam y Puerto Rico. El resto del imperio colonial (archipiélagos en el Pacífico: las Marianas, las Carolinas y las Palaos) fue vendido a Alemania al año siguiente.

"Los últimos de Filipinas" fueron un grupo de españoles aclamado a su vuelta a España,  que resistió luchando un año más en una iglesia del apartado distrito de Baler sin conocer que la guerra ya había acabado

3.3 Las consecuencias del “desastre de Cuba”:

Los restos del viejo Imperio donde  “no se ponía el sol” se habían perdido. Las nuevas potencias industriales relevaban a las viejas, y un nuevo imperialismo basado en la industrialización sustituía al antiguo colonialismo proteccionista. Una sensación de derrota invadía España.
1.   La primera consecuencia del desastre es el viraje en política exterior: sólo quedaba una alternativa, la intervención en África, una línea que se desarrollará ya con Alfonso XIII.
2.   Quizá la consecuencia más relevante fue la enorme crisis moral que se extendió por todo el país. La antigua gloria dejaba paso a un futuro con incertidumbre. Este abatimiento cristalizó en la generación del 98, que constituyó la llamada “Edad de Plata” de las letras españolas, con autores como Unamuno, Pío Baroja, Valle-Inclán, etc.
3.   Había que analizar las causas del fracaso. Las críticas al sistema de la Restauración hicieron brotar la corriente del Regeneracionismo, un afán de renacer, bajo unos nuevos supuestos, ante el ya evidente atraso de España. Los viejos políticos de la Restauración dejarán paso a otras nuevas personalidades, ya con Alfonso XIII, pero sin tocar las bases del país. Importantes figuras de este pensamiento serán Joaquín Costa, o F. Silvela, que describió muy bien la situación del país en su artículo “España sin pulso”.
4.   Auge de las tendencias políticas nacionalistas, como respuesta a la mala gestión del gobierno. Esto ocurre principalmente debido a que la región más perjudicada por la pérdida de las colonias es Cataluña y su industria.

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