El
reino visigodo de Toledo se descompuso con la derrota y desaparición
del rey Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). No se organizó un
nuevo ejército contra el invasor musulmán. Cada territorio actuó de
forma autónoma. Cada ciudad corrió una suerte dispar. Claramente, el
estado había desaparecido. Los nobles sólo lucharán para seguir siendo
los dueños de sus tierras bajo el nuevo dominador. Los primeros núcleos
que organizarán una resistencia armada precisamente no eran visigodos,
incluso lucharon contra ellos.
1. El origen de los primeros núcleos de resistencia:
El primer lugar donde fueron claramente derrotados los musulmanes en el s. VIII es en la controvertida batalla de Covadonga (722).
Hasta entonces no tenemos nada más que noticias de los cronistas
musulmanes, que no hablan sobre la cornisa cantábrica hasta que citan el
incidente de Covadonga como una escaramuza sin importancia, en la que
dejan vivir a “30 asnos”, porque “¿qué daño pueden hacernos?”. Por otra
parte, las crónicas cristianas, muy posteriores, hablan de una gran
batalla con incontables bajas islámicas y ganada con ayuda del cielo. La
relevancia de este hecho no es sino la importancia de ser la primera
vez que se organiza resistencia frente a los musulmanes.
Cueva y basílica de Covadonga
Otra
cuestión candente es ¿eran visigodos? ¿eran tribus astures, poco
romanizadas y poco dominadas por los visigodos? No sabemos nada más que
el líder de este grupo era un tal Pelayo, considerado por muchos
no un rey, sino un caudillo militar. Pocos creen ya que era un miembro
de la aristocracia visigoda, puesto que nada avala esta teoría. No están
buscando resucitar el reino de Toledo, están luchando por su
independencia frente a los dominadores extranjeros.
EL REINO DE ASTURIAS (722-910):
Sí
conocemos cómo surgió un núcleo en torno a Cangas de Onís y luego en
torno a Oviedo, con líderes que llevan el título de reyes. Se van
expandiendo a zonas poco controladas por los musulmanes, como la costa
norte de Galicia. Los reyes tendrán problemas al contar con dos
elementos de población distinta:
- los norteños, de organización tribal, y por tanto, igualitaria sin apenas diferencias de clase y poco romanizados
- los visigodos emigrados de tierras islámicas, que cada vez son más y van a acuñar una idea de “reconquista”
que eclosionará más tarde. Además, su organización supone la existencia
de diferencias de clase, una aristocracia eclesiástica y laica, y que
usan la legislación visigoda.
Ayudan
a la consolidación del reino la orografía del terreno, la belicosidad
de sus gentes y también acontecimientos como la revuelta beréber en el
740 que supone el abandono de esta zona por los musulmanes. En esta
época, destaca la figura de Alfonso I
que inicia la expansión por Galicia y será quien descubra el supuesto
sepulcro del apóstol Santiago. Con Alfonso II se implanta una
organización monárquica y eclesiástica como la del reino visigodo.
Decisivo será también en la segunda mitad del s. IX el reinado de Alfonso III
que se expandirá más allá de la Cordillera Cantábrica repoblando la ya
citada “Tierra de Nadie” y alcanzando la frontera del Duero. El modelo
que se sigue será la aprisio o presura,
que consiste en la ocupación espontánea de tierras por sus campesinos,
legalizando posteriormente el rey esta situación. A veces, esta
ocupación era dirigida por algún noble o eclesiástico, por lo que el
modelo feudal va tomando forma.
En el año 910,
cuando ya está consolidada la frontera del Duero, se lleva la capital a
León, un lugar más céntrico donde se podían controlar todos los
dominios del reino más fácilmente. A partir de entonces, este núcleo
pasa a llamarse Reino de León.
En
la época califal, todas las invasiones islámicas penetrarán por las
tierras comprendidas entre el nacimiento del Duero y del Ebro, unas
llanuras que sólo podían defenderse llenándose de castillos, por lo que
empezará a ser conocida con el nombre de Castella.
Éste será el germen de un núcleo fuerte, ya que la población del mismo
estaba bien acostumbrada a la guerra y también se ha afirmado cómo gran
parte de los pobladores eran gentes belicosas del norte (vascos). A
partir del 940 el conde de Castilla Fernán González pasará a ser independiente del rey de León, sin que éste pueda impedirlo.
EL NÚCLEO NAVARRO:
Algo
más tarde que en Asturias, el núcleo de Pamplona, apoyado por los
francos (que ya habían derrotado al emir en Poitiers-732) expulsará a
los musulmanes. Será un reino de gran importancia puesto que hará de
puente entre los reinos cristianos occidentales y orientales en la
península. Su organización social también parece ser tribal, son gentes
que luchan contra cualquier invasor foráneo, como ocurrirá en la batalla de Roncesvalles (778), en la que derrotan a las fuerzas de Carlomagno
que volvía a Francia tras luchar contra los musulmanes. Este hecho
consolida este reino y también eliminará la influencia franca de esta
zona de los Pirineos, que pasa a ser mayor en la zona oriental.
EL NÚCLEO ARAGONÉS:
Algunos
de los valles pirenaicos, debido a su aislamiento de forma natural,
nunca caerán en manos islámicas. Varios de ellos, poco a poco, a finales
del s. VIII irán entrando en contacto hasta formar pequeñas entidades
políticas frente a los musulmanes. Así los condados de Aragón, Sobrarbe y
Ribagorza.
LOS CONDADOS CATALANES:
Ya cerca del s. IX, Carlomagno,
rey de los francos, querrá eliminar la amenaza de los ataques
musulmanes sobre el sur de Francia formando una franja de seguridad o
“marca” más allá de los Pirineos, hasta el río Ebro, bajo su control. Se
la conoce como “Marca Hispánica”,
aunque no aparece en ningún sitio el nombre de ningún “marqués”, pero
sí conocemos la formación de diversos “condados” al mando de “condes”
impuestos por los francos como los de Besalú, Urgel, Cerdaña, etc. Será
Carlomagno quien arrebate a los musulmanes importantes ciudades como
Gerona y Barcelona (801). Estos condes, en principio, estaban sujetos a
las autoridades francas, pero conforme se descompone el poder carolingio
ganan autonomía, hasta que a finales del s. X consiguen su
independencia plena en tiempos del conde Vifredo el Velloso (988).
2. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XI:
Hasta
la creación del Califato de Córdoba (929), la vida de estos reinos será
difícil. El reino de León es extenso pero poco densamente poblado y en
ocasiones, inestable y frágil. El reino de Navarra parece el núcleo más
consolidado (comprendía Vizcaya, Álava, Guipúzcoa, Navarra y La Rioja),
mientras los territorios orientales siguen en manos de los francos. Las
campañas de Abderramán III y Almanzor supondrán una dura prueba para
dichos territorios, siendo derrotados pese a ayudarse mutuamente y sus
principales ciudades serán saqueadas.
Sancho III El Mayor,
rey de Navarra, conseguirá ser nombrado conde de Aragón, Sobrarbe,
Ribagorza y también de Castilla, poniendo en marcha el primer movimiento
de unificación de los reinos cristianos peninsulares, justo cuando el
poder cordobés está en descomposición.
El
fin del califato (1031) y su fragmentación en numerosos reinos de
Taifas supondrá un alivio para los cristianos y su oportunidad de
expandirse a costa de los musulmanes, sin embargo, el testamento a la
muerte de Sancho III (1035) supondrá la división de su herencia entre sus hijos.
Uno de ellos, Fernando I,
el primer rey de Castilla, derrotó al rey de León (1038) y consiguió
hacerse también con este territorio, siendo también el primer rey de
Castilla y León.
Con su nieto Alfonso VI ocurrirán diversos hechos de gran importancia que hay que recordar:
Aunque ponga sólo reino de León, Alfonso VI también era rey de Castilla y se
había anexionado partes del reino de Navarra: la Rioja, Álava y Vitoria
- la conquista de Toledo (1085),
que supondrá: el avance cristiano más allá del Tajo, una gran
ampliación los dominios del rey castellano, el fin del reino taifa más
importante del centro peninsular, la llegada de los almorávides en 1086,
etc. etc.
- las aventuras de Rodrigo Díaz de Vivar,
vasallo del rey, que fue expulsado del reino por sus desavenencias con
su señor. Estuvo sirviendo como mercenario un tiempo bajo órdenes del
rey musulmán de la taifa de Zaragoza hasta que gracias a su fama formó
su propio grupo armado con el que emprendió la conquista del reino
islámico de Valencia. Será entonces cuando se reconcilie con el rey, que
ansía controlar las tierras de su vasallo, pero el reino del Cid Campeador sobrevivirá poco tiempo a su muerte, ya que será conquistado por los almohades.
- el reparto del reino de Navarra tras la muerte de su rey de acuerdo con el rey de Aragón.
- las grandes derrotas frente a los almorávides en Sagrajas (1086), Consuegra (1097) y Uclés (ya en 1108).
3. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XII:
La
relación de parentesco entre los hijos de Sancho III culminará con la
unificación de Sobrarbe y Ribagorza primero, y más tarde, de estos
territorios con Aragón. Esto permitirá que su rey Alfonso I el Batallador pueda conquistar Zaragoza en el año 1118,
el reino musulmán más rico y densamente poblado, que había frenado
continuamente la expansión de los núcleos cristianos orientales, que
ahora se engrandecerán económica, demográfica y militarmente. Su hija Petronila será casada con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, que domina el resto de condados catalanes: así nacerá la corona de Aragón (1137).
A la muerte de Alfonso I volverá a renacer el reino de Navarra
(1134), pero como ya no tiene frontera frente al Islam su expansión
permanecerá frenada y caerá bajo la dependencia de las dinastías reales
francesas.
De la independencia del condado de Portugal en 1139 nacerá el reino de Portugal bajo Alfonso Enríquez, que será quien conquiste Lisboa en 1147.
Mientras
los almohades se hacían con el poder en Al-Ándalus, Castilla (de nuevo
separada de León) aumenta su presencia en la submeseta sur,
conquistando, por ejemplo, Cuenca en 1177.
4. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XIII:
La
amenaza común de los almohades forjará una alianza militar entre los
reinos cristianos que se traducirá en la gran victoria en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, junto al paso de Despeñaperros.
CASTILLA:
No será el artífice de dicha alianza, Alfonso VIII, el que explote este gran éxito, sino su sucesor Fernando III El Santo, que volverá a unificar, esta vez, definitivamente,
Castilla y León. Tras fallar en la conquista de Jaén, sigue hacia las
tierras más llanas y fértiles del valle del Guadalquivir, penetrando
hasta llegar a Córdoba, aún la capital moral de Al-Ándalus, que tomará en 1236. Un año le costó el asedio de Sevilla (1247-8),
la ciudad andalusí más rica, poblada y poderosa, que se tuvo que
defender sola como el resto de ciudades islámicas tras las Navas de
Tolosa (de ahí que ordenase convertir en rampa las escaleras de la
Giralda, el alminar de la mezquita mayor, para subir a caballo hasta
arriba de ella). Jaén había caído en 1246, poco después de que los castellanos finalizasen la conquista de toda Extremadura.
Fernando
III elude dirigirse hacia el sur, más difícil de conquistar por su
orografía, y donde la autoridad que se había forjado, el Reino de
Granada, le rinde vasallaje. Mejor recompensa le darían las ricas
tierras de la Depresión del Guadalquivir.
Por estas fechas (1243) es cuando emprende la conquista del Reino de Murcia, cuya ocupación había pactado previamente con Aragón.
Más adelante, ya en época de Alfonso X el Sabio, se conquista el sur de Huelva y parte de la provincia de Cádiz (Cádiz cayó en 1264), yendo hacia el punto estratégico del Estrecho de Gibraltar. Ese mismo año tuvo lugar la gran revuelta mudéjar
en Murcia y Andalucía, con lo que muchos de los mudéjares o musulmanes
en tierras cristianas fueron expulsados de sus ciudades. También citar
que fue el creador de las Partidas, el primer gran ordenamiento jurídico medieval, donde por ejemplo, se establecía el orden sucesorio en el trono.
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Alfonso X, creador de las Partidas |
Con Sancho IV,
sucesor de Alfonso, ya comienzan las disputas internas en Castilla que
imposibilitarán el fin del proceso de reconquista. El triunfo más
destacado frente a los musulmanes será la ocupación de la estratégica
plaza de Tarifa en el estrecho (1292).
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Los granadinos ayudan a los castellanos en el asedio de Cádiz |
ARAGÓN:
Tras
la muerte del rey de Aragón en 1213 en combate en el sur de Francia,
Aragón deja de mirar hacia el otro lado de los Pirineos para dirigir su expansión hacia el sur y hacia el Mediterráneo. Así, Jaime I el Conquistador será quien tras las Navas de Tolosa, explote la debilidad andalusí y emprenda la conquista de las Baleares (el reino de Mallorca) en 1229-32 y algo más tarde la del reino de Valencia, que tomará en 1238.
Hasta 1245 conquistará parte del reino de Murcia hasta llegar a la
línea de demarcación pactada con Castilla. Ya en estas campañas irá
forjando una marina de guerra fundamental para su posterior expansión
mediterránea.
De hecho, a finales del siglo, los sicilianos se rebelaron contra su rey pidiendo ayuda a Aragón, que anexionó así Sicilia a sus dominios.
NAVARRA:
Empezará ahora a estar en el área de influencia de Francia hasta su conquista por Fernando el Católico.
PORTUGAL:
Portugal llegará hasta el sur, hasta el Algarve,
finalizando su proceso de reconquista hacia 1250, por lo que se vuelca a
proyectos de repoblación interior y a la exploración de los mares,
ocupando Madeira y Azores en el XV.
5. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XIV:
El siglo XIV es de una crisis
general en toda Europa occidental, con frecuentes épocas de malas
cosechas, descenso demográfico y con epidemias tan devastadoras como la Peste Negra,
que acabó con las vidas de un tercio de los habitantes europeos entre
1348 y 1352. Dicha crisis incluso alcanzará a la Iglesia, donde surgirá
un grave cisma (Cisma de Aviñón),
llegando a coexistir dos y hasta tres Papas. También la crispación
llegará a culpar a los judíos de dichas situaciones, y serán atacados en
varias ciudades (progroms). Por otro lado, es el siglo de las grandes
catedrales góticas.
CASTILLA:
Como
hemos dicho, se ve envuelta ahora en luchas internas entre la nobleza y
la monarquía, que se vuelve inestable y débil, con frecuentes disputas
dinásticas, etc. También hay una creciente conflictividad entre
campesinos y señores, ya que la nobleza no se resiste a perder su
predominio económico pese al descenso de población y las malas cosechas.
La situación de los campesinos se endurecerá con mayores castigos,
impuestos y exigencias, y llamados “malos usos”, que unidos al hambre y
otras penurias encresparán sus ánimos con inusitada frecuencia en este
siglo.
Hay que destacar el reinado de Alfonso XI, que comenzó con una regencia llena de intrigas palaciegas. Derrotó a los últimos invasores norteafricanos, los meriníes o benimerines, que acudieron a ayudar a los nazaríes granadinos, en la batalla del río Salado en 1340, y
en la batalla del río Palmones (1343). Conquistó en 1341 la estratégica
plaza fronteriza de Alcalá la Real (mi pueblo), llave de paso de
Castilla a la vega de Granada. Sitió Algeciras
en 1344 tomándola gracias a una acción conjunta por tierra y mar. Murió
de peste durante el asedio de Gibraltar en el 1350, que había perdido
frente a los musulmanes. Alfonso XI se casó con una hija del infante don Juan Manuel, marqués de Villena, dueño de estas tierras, pero la rechazó y éste en ocasiones, no le prestó su ayuda como vasallo.
En 1350 subió al trono Pedro I El Cruel,
llamado así por los cronistas partidarios de la nobleza. Intentó como
su padre someter a la nobleza pero ésta consiguió apoyar a otro
candidato al trono, Enrique (II) de Trastámara. Éste se hizo finalmente
con el poder, teniendo que dar tierras y prebendas por la ayuda prestada
por sectores de la nobleza, al rey de Aragón y a Francia; fue la
llamada Guerra de los 2 Pedros. Pedro I fue asesinado no lejos de aquí, en Montiel en 1369.
Citar también la derrota de Juan I de Castilla en Aljubarrota (1385) que intenta incorporar Portugal a su reino por la fuerza.
ARAGÓN:
Aragón prosiguió su expansión mediterránea ocupando Cerdeña (1323-1326), que pertenecía a Génova, rival en el comercio marítimo de la zona, pero su dominio allí tardó en consolidarse.
También citar la breve ocupación en los Balcanes de los ducados de Atenas y Neopatria por los almogávares
catalanes. Éstos eran unos mercenarios que contrató el emperador
bizantino contra los turcos, y al no tener con qué pagarles, se quedaron
estos señoríos, que sobrevivieron poco tiempo.
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Roger de Flor y los almogávares desfilan victoriosos ante el emperador bizantino |
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6. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XV:
CASTILLA:
Castilla
sigue en este siglo envuelta en conflictos internos. Destaquemos en la
primera mitad del siglo la expedición de conquista y descubrimiento de
las Canarias (al mando de Jean de Bethencourt) para evitar su ocupación por parte de Portugal.
En el largo reinado de Enrique IV el “Impotente” (1454-74) el conflicto entre la nobleza y la monarquía llegará a su clímax. Éste sólo tendrá una hija, apodada Juana “La Beltraneja”
por la nobleza (se decía que no era hija del rey sino de Beltrán de la
Cueva, amante de la reina), así que Isabel, su hermanastra, será
nombrada heredera, tras pactar con él. Sin embargo, su matrimonio con el
príncipe heredero aragonés Fernando abrió una brecha en sus aliados: el rey Enrique se echó atrás y nombró heredera a Juana, iniciándose una guerra civil en Castilla.
Algunos nobles, temerosos de la influencia aragonesa, apoyaron a Juana,
que fue derrotada en la batalla de Toro, donde Fernando acudió en ayuda
de Isabel. Así Isabel I consiguió hacerse la reina de Castilla e iniciar la represión contra los nobles que habían luchado contra ella.
ARAGÓN:
A principios de siglo, hubo un interregno (periodo sin reyes) por la muerte del rey sin descendencia hasta que por el compromiso de Caspe (1412)
se eligió a Fernando I de Trastámara, de la misma dinastía que los
reyes castellanos. Éste era un signo que ya vaticina su posterior unión.
A finales de siglo hay que nombrar los graves conflictos sociales como los levantamientos de los payeses de remensa (campesinos pobres) en Cataluña. Esta conflictividad abarca desde Juan II hasta Fernando II, que firmará en 1486 la Sentencia Arbitral de Guadalupe.
En política exterior Aragón culminará su expansión mediterránea con su conquista de Nápoles en 1443, en el contexto de sus guerras con Francia.
MÉTODOS DE REPOBLACIÓN
En el contexto de la “Reconquista” se entiende por repoblación la ocupación de un territorio por los cristianos, anteriormente en posesión de los musulmanes, y su puesta en explotación. Los métodos o sistemas empleados serían muy distintos y variables a lo largo de un periodo tan extenso en el tiempo.
1. El primero que se empleará será la aprisio o pressura,
es decir, la ocupación espontánea de un lugar por parte de colonos,
legalizando los monarcas, pasado un tiempo, dichas propiedades. Así el
resultado serán campesinos que serán libres y propietarios de pequeñas
parcelas. Este sistema será el aplicado en los espacios arrebatados al
Islam entre los siglos VIII y X, es decir, al norte de España: al norte del Duero y las tierras cercanas a los Pirineos. La presura puede ser individual, por parte de familias, o a veces era colectiva, es decir, dirigida por los reyes a algún lugar escogido y dirigida por algún miembro del clero o la nobleza.
Este sistema tiene lugar en tierras prácticamente despobladas, abandonadas por los bereberes o arrasadas en las guerras fronterizas en la “Tierra de Nadie”.
Los reinos cristianos en esta época son débiles, poco poblados, incluso
los reyes en bastantes ocasiones tendrá que traer pobladores francos
cuando funden muchas de las ciudades del Camino de Santiago. De hecho, algunos lugares serán poblados por mozárabes huidos del territorio andalusí.
2. Repoblación concejil: entre los valles del Duero y del Tajo, y en parte de la Marca Hispánica se van a fundar ciudades o concejos que repartían la tierra entre campesinos libres. A cada una de ellas se les otorga un fuero o documento real que contiene las bases de la organización legislativa de la ciudad y su alfoz (territorio de alrededor o término). Así se disponen privilegios (para favorecer ciertos negocios, por ejemplo), exenciones fiscales
(se eliminan ciertos impuestos para siempre o por un tiempo),
reducciones o perdones de ciertas penas,… para atraer pobladores. En los
fueros también se incluyen las normas para el gobierno de la ciudad.
Estos fueros o Cartas-Puebla
están firmadas por el rey con su sello de plomo y se guardaban
celosamente puesto que cada concejo tenía que hacer valer dichas
ventajas con cada monarca, es decir, cada rey tenía que jurar esos
privilegios. Es muy importante el fuero de Cuenca, que se implantó en
gran número de ciudades.
Fuero de Benavente (1164)
Cada
concejo está controlado en mayor o menor medida por los monarcas y no
tanto por la nobleza o clero, sin embargo, cada concejo, igual que cada
noble, tiene que acudir con tropas cuando el rey lo requiera (ejército
de mesnadas). Las tropas formadas por simples ciudadanos con armas se
llaman milicias.
Este sistema es el que se usa durante los siglos X al XII, en lugares donde los habitantes musulmanes habían sido expulsados.
3. Repoblación por Órdenes Religiosas:
Tras
la descomposición del califato y la conquista de Toledo, los reinos
cristianos ampliarán considerablemente sus territorios, aunque como en
el caso de Castilla, sea sobre tierras ya de por sí poco pobladas. Como,
excepto en Toledo, se expulsa a los musulmanes, grandes espacios quedan
sin habitantes ni gentes que labren las tierras. A esto se añade la
necesidad de defensa del territorio, ya que no queda nadie para hacer
frente a los ataques islámicos.
La solución será la entrega de vastísimas propiedades a las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava y Alcántara en Castilla, a la de Montesa en el reino de Aragón y entre otras, a la de Avis en Portugal.
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Caballeros de la orden de Santiago |
Las Órdenes Militares surgieron en el contexto de las Cruzadas
en Tierra Santa. Los santos lugares de Jerusalén y Palestina
necesitaban ser defendidos del Islam por guerreros y también ser
atendidos religiosamente por clérigos, así que se fundan estas órdenes
de monjes-guerreros. Muy conocidas son las primeras que se fundaron, las
órdenes del Temple (los templarios, así llamados por su función, defender el Templo de Jerusalén), del Hospital (los hospitalarios
atendían a los peregrinos y enfermos del hospital de Jerusalén), de San
Juan. En España, donde también hay una lucha continua entre el Islam y
el cristianismo, se fundan órdenes propias, las arriba citadas, que son
las más importantes (aunque aquí también hubo templarios, etc.). La
máxima autoridad de una orden era el Maestre.
Los espacios que se ocuparán serán las tierras entre el Tajo y Sierra Morena y parte del valle del Ebro, es decir, las conquistadas a finales del XI, el siglo XII y parte del XIII.
El resultado de este sistema será:
- La creación de extensos latifundios en manos del clero, es decir, enormes propiedades o señoríos eclesiásticos.
- Una desigual distribución de la población:
por un lado, una gran concentración en los núcleos fortificados y
defendidos por las órdenes, frente a vastos espacios deshabitados o poco
densamente poblados. Esta situación ha llegado en Extremadura y
Castilla-La Mancha hasta hoy. La población será escasa en general,
puesto que se expulsó a los musulmanes.
- Como consecuencia de la situación antes descrita, la dedicación económica de dichas regiones a la ganadería extensiva,
la actividad más adecuada ya que además de que había pocos pobladores
trabajando para las órdenes, había grandes espacios disponibles.
4. Repoblación por repartimiento:
Tras las Navas de Tolosa (1212), el rápido avance cristiano deja en manos de Castilla y Aragón una gran cantidad de tierras, de una gran riqueza agrícola, y por lo general, densamente pobladas.
Esto hace que se busquen soluciones que compatibilicen las propiedades
de la población musulmana que se queda junto a la entrega de lotes de
tierra a los conquistadores y repobladores cristianos.
Un repartimiento,
como su nombre indica, será el reparto de las tierras entre los
vencedores, teniendo en cuenta su “contribución” a la conquista. Así,
los que acuden con sus tropas en ayuda de los reyes recibirán grandes latifundios, es decir, los nobles y la Iglesia
(órdenes militares, miembros del alto clero con soldados propios,…).
Por otra parte, un caballero (soldado a caballo) recibía, dada su mayor
capacidad de combate, más que la infantería, y dentro de ésta, un
ballestero obtenía más que un peón (soldado a pie), ya que se le
consideraba más decisivo en la lucha.
Estas tierras provenían de dos vías:
- En
ciudades que se había expulsado a la población musulmana, al estar muy
cerca de la frontera (p.ej. en mi pueblo), o por ejemplo en Sevilla, se
reparte todo el alfoz.
- En
el resto de lugares, por lo general se queda el pueblo “menudo”,
mientras que la aristocracia islámica se marcha, quedando buena parte de
las tierras y casas para el reparto entre los cristianos.
En
cada ciudad se realiza un libro de repartimiento, que se guarda
celosamente, en el que quedan catastradas cada propiedad, rural o
urbana, con todo detalle y el nombre de su propietario. Son de
importantísimo valor histórico, por ejemplo los libros de repartimiento
del reino de Mallorca o el del reino de Murcia, en el que aparecen las
lindes entre cada parcela y sus dueños, cristianos o musulmanes. Son tan
importantes, que siglos después, en caso de litigio por una finca, la
forma de demostrar su posesión legítima era acudir a dicho libro y
demostrar ser el heredero del poseedor de la misma allí registrado.
Las consecuencias de dichos modelos de repoblación son importantísimas para la historia de España. En la mitad norte la propiedad aparece por lo general más repartida, habiendo un predominio del minifundio hasta incluso hoy. Sin embargo, en la mitad sur del país se han formado enormes latifundios
en manos de la nobleza y el clero, que son meros rentistas, es decir,
no se preocupan por producir más, sólo por cobrar. Como resultado, en
una parte de la península hay pequeños propietarios frente a la otra
donde los campesinos son en su gran mayoría siervos.
Pero esto es una simplificación de la realidad. En toda España aparecen “feudos” o señoríos (mejor) nobiliarios (en manos de la nobleza), eclesiásticos (bien de parroquias, para el mantenimiento del clero, monasterios, órdenes militares, obispos, etc.) y de realengo
(“dentro de lo malo, lo mejor”, puesto que el rey no era tan exigente
con sus vasallos. Hay que recordar que en cada señorío aplica la ley su
dueño, sea cual fuere. Es el llamado señorío jurisdiccional.
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El castillo de Paracuellos es uno de los pocos castillos de origen islámico de la provincia de Cuenca |
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El castillo y las defensas de Alarcón son el mejor ejemplo de fortificaciones medievales que tenemos cerca |
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LA ECONOMÍA DE LA ESPAÑA MEDIEVAL
Aunque
la economía medieval es básicamente agraria, la agricultura no va a
cambiar sustancialmente hasta el XVIII y el XIX, así que vamos a tratar
dos puntos esenciales: la ganadería y la artesanía.
GANADERÍA:
Lo más importante es la organización en tiempos de Alfonso X del “Honrado Concejo de la Mesta” (1273), una asociación de ganaderos en Castilla, cuya principal fuente de ingresos era la lana de oveja merina, una especie que habían traído los musulmanes y sólo existía en la península, que daba una gran calidad.
Pero no hay que pensar que fuese una institución compuesta por pequeños ganaderos, sino que los grandes rebaños ganaderos de la península pertenecían a la alta nobleza y también a las Órdenes Militares. De hecho, la Mesta presionará grandemente durante su existencia para defender sus privilegios
como organización económica. Los reyes defenderán a la Mesta puesto que
el comercio nacional e internacional de la lana será una de las más
importantes fuentes de ingresos de la monarquía. Normalmente se exportaba a Europa sobre todo desde los puertos cantábricos, en especial hacia Inglaterra y Flandes (Países Bajos), donde existían abundantes talleres pañeros (textiles). Cuando dicho producto se embarcaba, pagaba un impuesto, el almojarifazgo (sobre las importaciones y exportaciones) y sobre las compraventas se aplicaba la alcabala, todos para la Hacienda Real.
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Ovejas merinas |
Una forma de ver la protección real
hacia este negocio floreciente será en los litigios entre agricultores y
ganaderos, donde siempre éstos últimos llevan las de ganar (dichos
problemas normalmente acontecían cuando los rebaños se introducían en
espacios agrícolas).
Se crearon las Cañadas Reales, que eran caminos ya fijados para organizar la trashumancia
de los pastos de invierno en la Meseta hacia los pastos siempre verdes
del norte en verano. Estaban señalizados, debidamente arreglados, y
tenían una anchura establecida. Eran una cadena también para recaudar
todos los impuestos que correspondían a la monarquía a lo largo de las
mismas.
Hoy día
las Cañadas Reales sirven como vía verde, para el senderismo y
cicloturismo, y en ocasiones se las sigue manteniendo como un vestigio
de nuestra historia. Incluso, de forma simbólica, los rebaños pasan en
septiembre, como antiguamente tenían derecho, por el centro de Madrid.
Cerca de aquí podemos encontrar la confluencia de varias rutas, en
dirección a la sierra de Cuenca, verde incluso en verano.
ARTESANÍA:
Respecto
a la artesanía, citar que en cada feudo o señorío medianamente grande,
solían existir talleres de lo más esencial, como herrería, carpintería,
alfarería,… Otros productos más especializados sólo se elaboraban en los
burgos o ciudades. Así, con el tiempo, en las ciudades aparecerán barrios
enteros repletos de artesanos, que vivían agrupados en las mismas
calles o zonas, como podemos ver en casi todas las ciudades antiguas de
España, que mantienen su nombre de oficios u ocupaciones (en Cuenca, por
ejemplo, la calle de los Tintes,…).
Dichos oficios estaban organizados en gremios. Los gremios eran Hermandades o Cofradías de artesanos del mismo oficio
(estas denominaciones se conservan, por ejemplo, en las cofradías de
pescadores; aunque ahora ambas subsistan principalmente asociadas al
culto religioso). De hecho, surgen como forma de asociación para no
hacerse la competencia y ayudarse mutuamente (en caso de accidente, por
ejemplo). Dichos gremios tenían unos estatutos
muy estrictos que regulaban su oficio en todos los aspectos (calidad,
precio,…). Eran muy cerrados, puesto que la apertura de nuevos talleres
era crear nueva competencia y por tanto, se perjudicaba a los socios. Sólo podía crearse un taller si se accedía al grado de maestro.
Las categorías dentro de un taller, sea cual sea su ocupación, eran los siguientes:
· APRENDIZ:
normalmente niños de corta edad, menores de 10 incluso, eran
encomendados por sus padres, para aprender el oficio y si el maestro los
aceptaba, empezaban a trabajar en el taller. Se ocupaban de las tareas
más físicas y duras, que no requerían grandes conocimientos, como
transportar arcilla (alfareros) o roca (canteros). Como eran unos
cuantos, sólo los más responsables ascendían a oficiales, pasada la
adolescencia.
· OFICIAL:
su número era más reducido, unos 3 ó 4 por taller. Se ocupaban de
tareas que requerían mayores conocimientos y así quitarle trabajo
innecesario al maestro. Por ejemplo, un oficial de cantería podría
tallar la figura de una escultura, para que el maestro sólo tuviera que
hacer los detalles, y luego el oficial pulimentaba su superficie.
· MAESTRO:
era el escalafón más alto, y para acceder a tal, los oficiales tenían
que prepararse años perfeccionándose. Tenían que crear una “obra
maestra”, algo sublime, que demostrase que dominaban las técnicas de su
oficio, con diferentes materiales, lo cual a veces conllevaba un gran
gasto, no asumible por todos. Una vez evaluada la obra, podía concederse
este grado de maestro, que otorgaba la posibilidad de abrir un taller
por cuenta propia.
Estos grados se han conservado por ejemplo en la profesión de la albañilería.
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Talleres medievales agrupados en la misma calle |
Hay
que tener en cuenta que el mantenimiento de la organización gremial
supondrá la inexistencia de competencia en la elaboración de objetos
especializados. Así los precios de éstos siempre serán altos y la
comercialización de los mismos fuera de la ciudad donde fueron hechos
más cara aún. Sólo en el XVIII se extiende el Domestic System,
que consiste en que burgueses empresarios contratan a campesinos
proporcionándoles materias primas y utillaje, y en su tiempo libre
fabrican algunos productos fuera de la reglamentación gremial, que son
distribuidos por aquéllos.
Los principales perjudicados por este sistema son los consumidores y los comerciantes.