viernes, 27 de marzo de 2015

Textos del tema ALFONSO XIII Y LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN (1902-1931)

Joaquín Costa: la tierra y la cuestión social (PAEG)

El pueblo gime en la misma servidumbre que antes, la libertad no ha penetrado en su hogar, su mísera suerte no ha cambiado en lo más mínimo, como no sea para empeorar (…), el régimen liberal ha hecho bancarrota.
¿Y sabéis por qué? Porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la “Gaceta”, creyendo que a eso se reducía todo; porque no se cuidaron de afianzarla dándole cuerpo y raíz en el cerebro y en el estómago; en el cerebro, mejorando y universalizando la instrucción, en el estómago, promoviendo una transformación honda de la agricultura, que la haga producir doble que al presente y disminuya el precio de las subsistencias, y, mediante la difusión de la propiedad territorial, elevando a los braceros a la condición de terratenientes.
Se contentaron con la sombra, olvidando la verdadera sustancia de la libertad y su verdadera garantía, que se hallan en la escuela y en la despensa; y el fracaso era inevitable. No vieron que la libertad sin garbanzos no es libertad. No vieron que por encima de todas las Constituciones y de todos los derechos individuales y de todas las urnas electorales, el que tiene la llave del estómago tiene la llave de la conciencia, y, por tanto, que el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede ir a donde quiere; no puede hacer lo que quiere, no puede pensar como quiere; no puede el día de las elecciones votar a quien quiere; no reflexionaron que el que no sabe es como el que no ve, y el que no ve tiene que ir conducido por un lazarillo (…) Esto lo vieron claramente los hombres de Estado de 1873, preocupándose tanto como de la reforma política, de la reforma social cuando todavía podía ser sazón de que fructificase pacífica y evolutivamente, sin los grandes trastornos y conmoción que ahora nos amenazan y que empiezan a alarmar a todos los partidos (…)
JOAQUÍN COSTA: “La tierra y la cuestión social”. 1902

Oligarquía y caciquismo: la visión de Joaquín Costa

“Con esto, llegamos por la mano a determinar los factores que integran esta forma de gobierno y la posición que cada uno ocupa respecto de los demás.
Estos componentes exteriores son tres: l ° Los oligarcas (los llamados primates), prohombres o notables de cada bando, que forman su “plana mayor”(1), residentes ordinariamente en el centro; 2° Los caciques, de primero, segundo o ulterior grado, diseminados(2) por el territorio; 3° El gobernador- civil que les sirve de órgano de comunicación y de instrumento. A esto se reduce fundamentalmente todo el artificio bajo cuya pesadumbre gime rendida y postrada la nación.
Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida y encasillada en ‘partidos’. Pero aunque se lo llamemos, no lo es; si lo fuese, formaría parte integrante de la nación, sería orgánica representante de ella, y no es sino un cuerpo extraño(3), como pudiera serlo una facción (4) de extranjeros apoderados por la fuerza de ministerios, capitanías, telégrafos, ferrocarriles, baterías(5) y fortalezas(6) para imponer tributos y cobrarlos.
En las elecciones (…), no es el pueblo, sino las clases conservadoras y gobernantes, quienes falsifican el sufragio y corrompen el sistema, abusando de su posición, de su riqueza, de los resortes de la autoridad y del poder que, para dirigir desde él a las masas, les había sido entregado”.
(...) Contener el movimiento de retroceso y africanización absoluta y relativa que nos arrastra cada vez más lejos, fuera de la órbita en que gira y se desenvuelve la civilización europea; llevar a cabo una total refundición del Estado español sobre el patrón europeo(7), que nos ha dado la historia y a cuyo empuje hemos sucumbido(...) o, dicho de otro modo, fundar improvisadamente en la Península una España nueva, es decir, una España rica y que coma, una España culta y que piense, una España libre y que gobierne."

JOAQUÍN COSTA: Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España. Madrid, 1901.

(1) la “plana mayor” del ejército o la política son los máximos dirigentes, los que toman las decisiones más importantes
(2) dispersos
(3) algunos ilustrados tampoco consideraban al clero como parte del “cuerpo” de la nación (corporativismo), sino ajeno a él, porque lo explotaban, y algo que “destruye” a un ser, no “puede” formar parte del mismo,…
(4) grupo
(5) defensas y cañones de costa
(6) defensas terrestres
(7) una característica del pensamiento de Costa es seguir el rumbo marcado por Europa

Las críticas del general Polavieja

“Mi querido amigo:
Noto con gusto que no a todos los españoles falta, en estas horas tan tristes para nuestra Patria, lo que se ha llamado la dignidad del infortunio, y que tras de las clases sociales (…) palpita, llena de anhelos de mejora y de enmienda, una España que no se resigna a morir.
Es imposible seguir así: los organismos que dirigen son impotentes para la reconstitución deseada por todos. Persistir en no rectificar nuestro sistema político, sería condenarnos a una postración vergonzosa, y tras de ella a una muerte segura.
Ningún organismo público responde bien a los fines que ha de cumplir. En la enseñanza, en la justicia, en la administración, en todo, impónense transformaciones radicales, (…) Hay que elevar la cultura del país convirtiendo la enseñanza de bachilleres y doctores en educación de hombres formados para las luchas de la vida y de ciudadanos útiles a su Patria. Hay que organizar los Tribunales… Hay que restaurar la Hacienda fundándola en prácticas de sinceridad. Y hay sobre todo, que purificar nuestra administración, imponer desde lo más alto a lo más bajo las ideas del deber y de la responsabilidad, y destruir sin compasión y sin descanso ese afrentoso caciquismo de que me repugna hablar (…)
Necesidad imperiosa es que la vida económica del país se desenvuelva sin las trabas de una centralización que levanta entre nosotros ya alarmantes protestas. Ha de estar ciego el que no vea que casi todas las regiones de España, en particular las que se aventajan por su cultura, su laboriosidad y su riqueza, mirando quizá más a los efectos que a las causas, atribuyen a la índole misma y a la organización del poder central los malos resultados de la política seguida hasta aquí.

De usted afectísimo, Camilo G. de Polavieja. Madrid, 10 de septiembre de 1898”

Los males de España, según el propio Rey

En este año me encargaré de las riendas del Estado, acto de suma trascendencia tal como están las cosas porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que lo saque de esa situación. La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera (…). Yo quiero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la Patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España.
Diario de Alfonso XIII, 1 de enero de 1902.

La revolución desde arriba de Antonio Maura

(…) he dicho y repito que España entera necesita una revolución en el gobierno radicalmente, rápidamente, brutalmente; tan brutalmente que baste para que los que estén distraídos se enteren, para que nadie pueda ser indiferente y tengan que pelear hasta aquellos mismos que asisten con resolución de permanecer alejados (…).
No; más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi olvidada, de tiempo que ha que fue perdida, confianza entre gobernantes y gobernados; y ya no hay más que un camino, que es la revolución audaz, la revolución temeraria desde el Gobierno, porque la temeridad es, no obra de nuestro albedrío, sino imposición histórica de los ajenos desaciertos. Nunca habría sido fácil la revolución desde el Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido dividirse la facultad y esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que pasa, desde 1898, es mucho más escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto; y no está lejano el día en que ya no quede ni ese remedio (…).

A.MAURA, Treinta y cinco años de vida pública, 1902-1913.
Madrid, 1917
Ley de jurisdicciones
               
Art. 3º: Los que de palabra o por escrito, por medio de la imprenta, grabado u otro medio mecánico de publicación, en estampas, alegorías, caricaturas, emblemas o alusiones injurien u ofendan clara o encubiertamente al Ejército o a la Armada o a Instituciones, armas, clases o cuerpos determinados de los mismos, serán castigados con la pena de prisión correccional […]
Art. 7º: Los de atentado o desacato a las autoridades militares, los de injuria y calumnia a éstas y a las corporaciones o colectividades del Ejército, cualquiera que sea el medio de empleado para hacer cometer el delito, con inclusión de la imprenta, el grabado u otro medio mecánico de publicación, siempre que dicho delito se refiera al Ejército de destino o mando militar, tienda a menoscabar su prestigio o a relajar los vínculos de disciplina y subordinación en los organismos armados, y los de instigación a apartarse de sus deberes militares a quienes sirvan o estén llamados a servir en aquella institución […]

Ley de Jurisdicciones, Madrid, 23 de Marzo de 1906

Manifiesto de los “jóvenes bárbaros”

                Rebelaos contra todos; no hay nadie o casi nadie justo […].
                Sed arrogantes como si no hubiera en el mundo nadie más fuerte que vosotros, no lo hay. La semilla más menuda prende en la grieta de granito, echa raíces, crece, hiende en la peña, rasga la montaña, derrumba el castillo secular […] triunfa. Sed imprudentes, como si estuvieseis por encima del Destino y la Fatalidad. Sed osados y valerosos, como si tuvieseis atadas a vuestros pies la Victoria y la Muerte. Sois la vida que se renueva, la naturaleza que triunfa, el pensamiento que ilumina, la voluntad que crea, el amor eterno […]
                Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo a las novicias y elevadlas a la categoría de madres para virilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para que el pueblo purifique la infame organización social, entrad en los hogares humildes y levantad legiones de proletarios, para que el pueblo tiemble ante jueces despiertos.
                Hay que hacerlo todo nuevo, con los sillares empolvados, con las vigas humeantes de los viejos edificios derrumbados, pero antes necesitamos la catapulta que abata muros y el rodillo que nivele solares.

                LERROUX, A.: Rebeldes, rebeldes. Barcelona, 1906

Moción de la Asamblea Obrera de Tarrasa (Semana Trágica).

Considerando que la guerra es una consecuencia fatal del régimen de producción capitalista; considerando, además, que dado el sistema español de reclutamiento del ejército, solo los obreros hacen la guerra que los burgueses declaran, la Asamblea protesta enérgicamente:
1. Contra la acción del gobierno español en Marruecos.
2. Contra los procedimientos de ciertas damas de la aristocracia que insultaron el dolor de los reservistas, de sus mujeres y de sus hijos, dándoles medallas y escapularios, en vez de proporcionarles los medios de subsistencia que les arrebatan con la marcha del jefe de familia.
3. Contra el envío a la guerra de ciudadanos útiles a la producción y, en general, indiferentes al triunfo de la cruz sobre la media luna, cuando se podrían formar regimientos de curas y frailes que, además de estar directamente interesados en el éxito de la religión católica, no tienen familia ni hogar, ni son de utilidad alguna al país […].
Compromete a la clase obrera a concentrar todas sus fuerzas por si hubiera de declarar la huelga general para obligar al gobierno a respetar los derechos que tienen los marroquíes a conservar intacta la independencia de su patria.
                                                                        21 de julio de 1909

La neutralidad española

La burguesía industrial, financiera, comercial, se enriqueció meteóricamente; era un frenesí de ganancias lo que producía la guerra; todo se vendía sin importar el precio; y la burguesía, deslumbrada por estas ganancias fáciles y rápidas, que rebasaban con mucho todo lo que había soñado, se preocupó únicamente del negocio inmediato. (…) Nadie se preocupó del futuro y, cuando la guerra terminó, esta burguesía se halló desbancada, sin poder competir con los demás países, por no haber reestructurado de base sus medios de producción(1). Y éste que pudo ser el gran momento para la economía española fue desperdiciado al no realizar (…) la reconversión necesaria(2).
J.A. LACOMBA, Ensayos sobre el siglo XX español, 1972

(1) por ejemplo, invirtiendo en tecnología
(2) ¿no te recuerda esta circunstancia al boom económico de hace pocos años con la construcción?

La asamblea de parlamentarios catalanes (5 de julio de 1917)

Seguidamente se dio lectura a las dos proposiciones presentadas (…). La segunda disposición la firmaban los señores (…). En ella se proponía:
Primero: proclamar la necesidad de organizar un régimen de amplia autonomía administrativa de todos los municipios para que puedan desenvolverse con libertad y respondan a sus fines naturales.
Segundo: proclamar asimismo la necesidad de organizar un régimen de amplia autonomía administrativa de las demás regiones españolas que contribuya al desenvolvimiento de todos sus elementos componentes, sin mengua de la unidad nacional.
Tercero: declarar que el Parlamento español debe reunirse cuanto antes para dar efectividad legal a las anteriores conclusiones y resolver los demás problemas planteados actualmente. En consecuencia, esperan que el Gobierno, compenetrado con este deseo, hará la convocatoria en el momento que a su juicio las circunstancias lo consientan.

ABC, Madrid, 7 de julio de 1917 (en Juan Antonio Lacomba,
La crisis española de 1917, Madrid, Ciencia Nueva, 1970)

Manifiesto conjunto UGT-CNT en 1917. (PAEG)

Mas, a pesar de nuestras advertencias serenas, de nuestras quejas metódicas y fundamentadas y de nuestras protestas, tal vez más prudentes y mesuradas de lo que exige la agudeza de los dolores que el país padece, es lo cierto que cada día que pasa representa para el proletariado una agravación creciente de la miseria ocasionada por la carestía de las subsistencias y por la falta de trabajo.
( ... ) El proletariado organizado ha llegado así al convencimiento de la necesidad de la unificación de sus fuerzas en una lucha común contra los amparadores de la explotación, erigida en sistema de gobierno. Y respondiendo a este convencimiento, los representantes de la Unión General de Trabajadores y los de la Confederación Nacional del Trabajo han acordado por unanimidad:
1) Que, en vista de[ examen detenido y desapasionado que los firmantes de este documento han hecho de la situación actual y de la actuación de los gobernantes y del Parlamento, no encontrando, a pesar de sus buenos deseos, satisfechas las demandas formuladas por el último congreso de la Unión General de Trabajadores, y con el fin de obligar a las clases dominantes a aquellos cambios fundamentales de sistema que garanticen al pueblo el mínimo de las condiciones decorosas de vida y de desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el proletariado emplee la huelga general, sin plazo limitado, como el arma más poderosa que posee para reivindicar sus derechos.
2) Que a partir de este momento, sin interrumpir su acción constante de reivindicaciones sociales, los organismos proletarios, de acuerdo con sus elementos directivos, procederán a la adopción de todas aquellas medidas que consideren adecuadas al éxito de la huelga general, hallándose preparados para el momento en que haya de comenzar este movimiento.  
 Madrid, 27 de marzo de 1917

Manifiesto del comité de huelga el 12 de Agosto de 1917

A los obreros y a la opinión pública: ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último. Durante el tiempo transcurrido desde esta fecha al momento actual, la afirmación hecha por el proletariado de demandar, como remedio de los males que padece España, un cambio fundamental de régimen político ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente han ido adoptando importantes organismos nacionales, desde la enérgica afirmación de la existencia de de las Juntas de Defensa del Arma de Infantería, frente a los intentos de disolución de esos organismos por los Poderes públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios celebrada en Barcelona el 19 de julio, y la adhesión a las conclusiones de esa Asamblea de numerosos ayuntamientos, que dan público testimonio de las ansias de renovación que existen en todo el país.
(…) Pedimos la constitución de un Gobierno Provisional que asuma los poderes ejecutivo y moderador, y prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de unas elecciones sinceras, de unas Cortes Constituyentes que aborden en plena libertad los problemas fundamentales de la constitución política del país. Mientras no se haya conseguido ese objetivo, la organización obrera se halla absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga. (…). ¡Viva España!
Madrid, 12 de agosto de 1917.
Comité Nacional de UGT y del PSOE

Evolución de la conflictividad social desde la “Gran Guerra”


HUELGAS
HUELGUISTAS
1914
212
76.373
1915
169
35.413
1916
237
159.667
1917
306
85.902
1918
463
163.078
1919
895
198.733
1920
1.060
264.080

Condiciones de vida en el campo andaluz

Los que suscriben, en representación de la Sociedad de agricultores y similares, […], y en el deseo de que el Instituto pueda hacer un minucioso estudio para la elaboración de un proyecto de Ley que dé satisfacción en la mayor cantidad posible a los obreros agrícolas en Andalucía, tienen el honor de exponer lo siguiente:1.º Que el origen de los actuales conflictos es motivado por la carestía de las subsistencias, de una parte, y de otra la intransigencia de la clase patronal, opuesta siempre a conceder aumentos en los salarios en proporción a cómo en esta provincia están las subsistencias […].[…] el jornal en metálico es el mismo, y además en especies (aceite, vinagre, ajos y sal),se les da una cantidad no mayor de 40 céntimos. En lo que afecta a los alojamientos (dormitorios), son pésimos, y ninguno, por lo regular, reúne condiciones de salubridad […].
Memoria para el Instituto de Reformas Sociales. Montilla, 19 de febrero de 1919

La guerra de Marruecos

Octubre, 1921. El día dos salieron las columnas de Nador(1) para operar sobre Sengangan (…). Las columnas iban mandadas por los generales Berenguer, Sanjurjo y Cabanellas, que se diseminaron por el campo convenientemente. Tan pronto se inició el combate, parecía el campo un monstruoso incendio. Las tropas de línea dejaban oír el tableteo de sus fusiles y ametralladoras. Las baterías(2) emplazadas en diferentes sitios disparaban sobre sus objetivos sin interrupción. Los aeroplanos descargaban su metralla e iban y venían a Melilla (…). Un aeroplano que volaba en dirección al campo enemigo, se le cayó inmediatamente una de las bombas, que cayó desgraciadamente entre los nuestros, matando e hiriendo a más de treinta soldados. Por fin se consiguió ocupar Sengangan estableciendo posiciones con consistentes alambradas, no sin haber sufrido el quebranto de innumerables bajas(3) entre los nuestros.

Diario de un soldado de ingenieros de guarnición en Zaragoza destinado a Marruecos. Marruecos, 1921.

(1) Gran ciudad del norte de Marruecos muy cerca de Melilla.
(2) cañones (artillería)
(3) muertos y heridos

El Expediente Picasso

(…) la desmesurada extensión de las diversas líneas militares tendidas en el territorio (…) la existencia de las cabilas armadas dejadas a retaguardia; pretender en tales condiciones adelantar temerariamente en el territorio insumiso y foco de la rebeldía sin medios adecuados ni preparación política, fiando en el azar y contando con la estrella, en demanda de la bahía de Alhucemas (…); fiar la seguridad del territorio de retaguardia al cúmulo de posiciones dispersas, deficientemente organizadas, mal abastecidas y guarnecidas, con disgregación de las fuerzas y constituyendo en sí mismas grave cuidado y compromiso; la falta de líneas escalonadas de apoyo para el caso de un obligado repliegue, eventualidad descartada de los cálculos del mando; y una vez provocados los sucesos, la acumulación apremiada en el frente, amenazado de todas las fuerzas disponibles de la región, con desguarnecimiento de la retaguardia y de la plaza, haciendo irreparable, por el fatal concierto de todas dichas circunstancias, las consecuencias del descalabro y de la desastrosa retirada, sobrevenida impensadamente para el Mando (…).

Se abandona la posición con todos sus elementos, sin órdenes, sin instrucciones, con prisas, sin conocer plan ni dirección, revueltas todas las fuerzas, confundidas, sin jefes, puede decirse, acosados por el enemigo y sin más idea visible que la de la salvación individual por la huida, vergonzosa en unos, inexplicable en otros y lamentable en todos, siendo inútiles los esfuerzos de unos cuantos para contener esta avalancha, que tan impremeditadamente se había dejado desbordar.
Es imposible hacer la descripción exacta de este momento de pánico, descrito de tan diversos modos por los diferentes testigos, que de ello no se saca más que una triste impresión de dolor.(1)

(1) Sólo estos dos últimos párrafos conforman el texto apuntado para la PAEG.


Proclama del golpe de estado de Primo de Rivera

Al país y al Ejército:
ESPAÑOLES: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos, amando la patria, no ven para ella otra solución que libertarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen un cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron en el 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en su malla, secuestrándola, hasta la voluntad real (…).
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a la que nos lanzamos por España y por el rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria preparamos.
ESPAÑOLES: ¡VIVA ESPAÑA Y VIVA EL REY!
Diario de Barcelona, 13 de septiembre de 1923

Proclama del golpe de estado de Primo de Rivera (PAEG)

Al país y al Ejército (1):
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido su único –aunque débil– freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión. Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que, sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a que nos lancemos por España y por el Rey. No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de prelados, ex gobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes atracos; depreciación de la moneda; francachela de millones de gastos reservados; sospechosa política arancelaria […] porque quien la maneja hace alarde de descocada inmoralidad; rastreras intrigas políticas tomando por pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbre ante este gravísimo problema nacional; indisciplina social, que hace al trabajo ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la producción agraria e industrial; impune propaganda comunista; impiedad e incultura; justicia influida por la política; descarada propaganda separatista […].
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a la que nos lanzamos por España y por el rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria preparamos.
ESPAÑOLES: ¡VIVA ESPAÑA Y VIVA EL REY!

Manifiesto de Primo de Rivera tras el golpe de Estado, en ABC, 14 de septiembre de 1923

(1) En cursiva está todo lo que yo considero importante, en negrita el fragmento de la proclama incluido en el libro de Santillana, el que han indicado como base de los textos que van a preguntar.

El pacto de San Sebastián

(…) se reunieron esta tarde don Alejandro Lerroux y don Manuel Azaña, por la Alianza Republicana; (…) don Niceto Alcalá-Zamora y don Miguel Maura, por la Derecha Liberal Republicana; don Manuel Carrasco Formiguera, por la Acción Catalana; don Matías Mallol Bosch, por la Acción Republicana de Cataluña; don Jaime Ayguadé, por el Estat Catalá(1); y don Santiago Casares Quiroga, por la Federación Republicana Gallega, (…).
A esta reunión asistieron también, invitados con carácter personal, don Felipe Sánchez Román, don Eduardo Ortega y Gasset y don Indalecio Prieto, no habiendo podido concurrir don Gregorio Marañón(2), ausente en Francia, y de quien se leyó una entusiástica carta de adhesión (…).
Examinada la actual situación política, todos los representantes concurrentes llegaron en la exposición de sus peculiares puntos de vista a una perfecta coincidencia, la cual quedó inequívocamente confirmada en la unanimidad con que se tomaron las diversas resoluciones adoptadas.
La misma absoluta unanimidad hubo al apreciar la conveniencia de gestionar rápidamente y con ahínco la adhesión de las demás organizaciones políticas y obreras, que en el acto previo de hoy no estuvieron representadas para la finalidad concreta de sumar su poderoso auxilio a la acción que sin desmayos pretenden emprender conjuntamente las fuerzas adversas al actual régimen político.
Nota facilitada a la prensa por Indalecio Prieto
(en Miguel Maura, Así cayó Alfonso XIII, Méjico(3), 1962)

(1) están presentes las fuerzas catalanistas más radicales, pero no la Lliga, que ha participado en los gobiernos de Alfonso XIII.
(2) muchos intelectuales manifestaban su desacuerdo con el actual gobierno: Ortega y Gasset es una institución en filosofía y Gregorio Marañón lo es en medicina. Indalecio Prieto será una de las figuras clave del PSOE tras la muerte de Pablo Iglesias.
(3) todos los libros que tratan sobre España publicados durante la época franquista en países latinoamericanos evidentemente se publican allí por estar prohibidos en nuestro país o bien exiliados sus autores.

La renuncia de Alfonso XIII (PAEG)

Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas (…).
Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo contra los que las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos (…), de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica expresión de la conciencia colectiva y, mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola como única señora de sus destinos.

ALFONSO DE BORBÓN(1): “Manifiesto”, en La Vanguardia, 17 de abril de 1931.

(1) nombre de Alfonso XIII una vez que ya no es Rey

El error Berenguer (“Delenda est Monarchia”) (PAEG)

                España, una nación de sobre veinte millones de habitantes, que venía ya de antiguo arrastrando una existencia política bastante poco normal, ha sufrido durante siete años un régimen de absoluta anormalidad en el Poder público […].
                A ese hecho responde el Régimen con el Gobierno Berenguer, cuya política significa: volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales, hagamos “como si” aquí no hubiese pasado nada radicalmente nuevo, sustancialmente anormal. Eso, eso es todo lo que el Régimen puede ofrecer, en este momento tan difícil para Europa entera, a los veinte millones de hombres ya maltratado de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado, envilecido y esquilmado durante siete años […].
Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer. Al cabo de diez meses, la opinión pública está menos resuelta que nunca a olvidar la «gran viltá» que fue la Dictadura. El régimen sigue solitario, acordonado como leproso en lazareto. No hay un hombre hábil que quiera acercarse a él; actas, carteras, promesas –las cuentas de vidrio perpetuas– no han servido esta vez para nada. Al contrario: esta última ficción colma el vaso. La reacción indignada de España empieza ahora, precisamente ahora, y no hace diez meses. España se toma siempre tiempo, el suyo. […] Quiere una vez más salir del paso, como si los veinte millones de españoles estuviésemos ahí para que él saliese del paso. Busca a alguien que se encargue de la ficción, que realice la política del «aquí no ha pasado nada». Encuentra solo un general amnistiado. Este es el error Berenguer del que la historia hablará. Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el régimen mismo; nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!
Delenda est Monarchia. (1) (2)

«El error Berenguer». Artículo de José Ortega y Gasset publicado en El Sol, 15 de noviembre de 1930

(1) El colofón de este artículo está en latín, y significa: “la monarquía debe ser destruida”
(2) Sólo lo destacado en cursiva está seleccionado para la PAEG



Renuncia de Alfonso XIII a sus prerrogativas regias. (PAEG)

"Al país: Las elecciones celebradas el domingo (1 2 de abril) me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, y puse el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas.
Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del poder real y me aparto ce España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta el amor a la patria Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.

Alfonso XIII. Manifiesto de despedida de Alfonso XIII (13 de abril de 1931).

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