jueves, 13 de noviembre de 2014

TEMA 6 EL SIGLO XVII: LA CRISIS DE LA MONARQUÍA DE LOS AUSTRIAS



TEMA 6 EL SIGLO XVII: LA CRISIS DE LA MONARQUÍA DE LOS AUSTRIAS

Introducción:

El siglo XVII es en general, en Europa, un siglo de malas cosechas (quizá debidas a un cambio climático), y por tanto, de epidemias y conflictos. Las numerosas guerras incidirán en un dramático descenso demográfico, menos palpable en las grandes potencias del siglo, Holanda e Inglaterra.

En España, a los monarcas españoles de la dinastía Habsburgo del XVII se les llama “menores” al ser menor su poder, su riqueza y su prestigio internacional.
Además, son monarcas más incapaces, y suelen dejar las responsabilidades del gobierno en validos, una figura que es más que la de un consejero o secretario de Estado, es también, un amigo.

REINADO DE FELIPE III (1598-1621)
Retrato ecuestre de Felipe III, por Rubens

Heredó un reino en la absoluta ruina económica. Subió al trono el año en que una epidemia arrasó Barcelona. El país estaba empobrecido y harto de tantas guerras que no reportaban un beneficio económico. Encima, gran peso de las mismas siempre recaía en Castilla.
                               
Política interior

Durante su reinado, sus validos fueron el corrupto duque de Lerma y su hijo, el duque de Uceda.
Retrato ecuestre del duque de Lerma, por Rubens
La medida más relevante de su reinado fue la definitiva expulsión de los moriscos en 1609. Esto tuvo importantísimas consecuencias económicas: causó la despoblación de numerosos territorios sobre todo en el reino de Valencia, y en menor medida, Murcia, perjudicando a los señores de esta región que se quedaban sin agricultores, la principal ocupación de este colectivo, tan castigado en un siglo. Se calcula que salieron unos 300.000 moriscos de los dominios del Rey Católico.

Política exterior

Se dice que Felipe III instauró la “Pax Hispanica”, que no es más que un eufemismo de una tregua por agotamiento generalizado. Francia e Inglaterra están ahora en paz con España.
Así, en 1609, cuando los Países Bajos vuelven a la corona (Felipe II los había cedido a su hija, pero murió sin descendencia y volvió a España), tiene que firmar una tregua, la Tregua de los 12 Años, que fue fundamental para la victoria final de los sublevados. Durante esta época las Provincias Unidas (lo que luego será Holanda) consiguen prácticamente su independencia: se va a consolidar económicamente, la burguesía instalará en el poder a la dinastía de Orange, extenderá su comercio a numerosas partes del mundo,… El XVII es la época de esplendor de los Países Bajos, el crecimiento económico permitirá a los rebeldes calvinistas fortificar las ciudades, reforzar la flota y preparar los ejércitos de tal manera, que será ya imposible su derrota.
Por el contrario, la monarquía hispánica tiene que firmar la tregua porque no tiene medios para mantener la guerra y devolver el territorio rebelde bajo su control.

Bajo el reinado de Felipe III comenzó la Guerra de los Treinta Años (1618-48) en el Imperio Alemán, en la que los Habsburgo austríacos implicaron también a los Habsburgo españoles. Pero nuestra participación tuvo lugar ya en el reinado de Felipe IV.

REINADO DE FELIPE IV (1621-65)
Felipe IV retratado por Velázquez
El reinado de Felipe IV es el reflejo de la incapacidad que muestra ya la monarquía hispánica en alcanzar la hegemonía europea, esos altos objetivos que antes pretendía y ahora la enorme crisis económica y demográfica hace imposibles.
Tampoco le fue bueno el contexto internacional: a su subida al trono expiraba la Tregua de los 12 Años y 3 años antes había comenzado la Guerra de los Treinta Años.
Su más destacado valido fue el Conde-duque de Olivares, político astuto, pero demasiado ambicioso para las posibilidades que la decadente situación del reino le podía ofrecer.
El conde-duque de Olivares, retratado por Velázquez
Fue él quien implicó a España en la guerra de los Treinta Años (1618-48), iniciada por la resistencia de los príncipes alemanes al centralismo del emperador y también por causas religiosas. Durante sus inicios (fases bohemia y del Palatinado) los Habsburgo llevaron las de ganar, incluso nuestros tercios intervinieron en la victoria de Montaña Blanca frente a los protestantes bohemios (Bohemia es más o menos República Checa).
Sin embargo, la guerra se alargó con la intervención sueca en defensa de los protestantes (=excusa: busca anexionarse la costa alemana del Báltico), y la alianza hispano-austríaca perdió fuelle (el ejército sueco tenía una organización y maniobrabilidad que eran revolucionarias en su época). Tras la muerte del rey sueco Gustavo Adolfo en combate, la situación parecía resolverse, pero no fue así.
Luis XIII de Francia, entró en guerra contra los Habsburgo (1635), pese a estar casado con la española Ana de Austria, por las presiones del cardenal Richelieu. Era el momento que habían esperado para zafarse del control de los Austrias, cuyas posesiones la rodeaban por completo. Ahora sus rivales estaban agotados tras 17 años de guerra.
Esta decisión fue fatal para la monarquía hispánica, que ahora estaba logrando avanzar contra los rebeldes holandeses. Allí toma el mando Ambrosio Espínola, que, con la base segura de las provincias del sur (Unión de Arrás), conquistará Breda (inmortalizado en el cuadro de Velázquez).
La rendición de Breda, también conocida como "Las lanzas", por Velázquez
 Al abrirse tantos frentes, Olivares tomará la determinación de que todos los reinos que componen la monarquía hispánica contribuyan con hombres y fondos al esfuerzo de la guerra, una medida llamada “Unión de Armas”, que provocó alzamientos generalizados, también por coincidir con épocas de malas cosechas, en todas partes. En Nápoles y Sicilia, en Andalucía hubo un intento de secesión, también hubo un complot en Aragón,… pero sin duda, las sublevaciones más importantes fueron las de Portugal y Cataluña (1640).
En Portugal, que se había negado a contribuir a dichas guerras, existía un creciente descontento por el ataque de los rebeldes holandeses a sus colonias en Brasil e Indonesia. Se buscó a un pariente de la antigua dinastía portuguesa, el maestre de la Orden de Avis, y se declaró independiente.
Tuvo éxito gracias a ser casi simultáneo el alzamiento de Cataluña. Cuando la monarquía tuvo que elegir dónde actuar, decidió en Cataluña, ya que estaba en guerra con Francia, y esto supuso la secesión definitiva de Portugal.
Y es que también la situación en Cataluña era quizá peor. Los catalanes, hartos de las tropas castellanas que luchaban contra Francia (Olivares inició allí una ofensiva para obligar a los catalanes a contribuir), se rebelaron, mataron al virrey (“Corpus de Sangre”, en 1640) y se declararon independientes. Al año siguiente, declararon soberano al rey francés Luis XIII, lo cual suponía un hecho de extremada gravedad.
Por supuesto, Olivares es depuesto de su cargo.
El Corpus de Sangre, por Antoni Estruch
Se firma el final de la Guerra de los Treinta Años en la Paz de Westfalia (1648), que supondrá 2 hechos relevantes:
1.   el fin de la confederación del Imperio alemán: ya no hay un emperador como árbitro. El rey de Austria se volcará por tanto, a otros asuntos en el XVII y XVIII, como arrebatar Hungría a los turcos otomanos. (no nos incumbe, pero es importante)
2.   España reconoce la independencia de las Provincias Unidas (Holanda), tras casi 80 años de conflicto. No sólo era un mazazo a su autoridad, sino que significará la creación de un rival económico de primer orden.
Felipe IV en su juventud
Ahora España, abandonada por su aliado, prosigue la guerra contra Francia. Recuperará bajo su control Cataluña, tras la conquista de Barcelona (1652), y presionará con los tercios de Flandes desde el norte, por fin, disponibles. Precisamente allí se había sellado su mayor derrota, en Rocroi, reflejo del fin de la hegemonía militar española.
La humillante Paz de los Pirineos (1659) supondrá:
-      La pérdida de ciudades en Flandes (el Artois) y la Cataluña francesa (Rosellón y Cerdaña), puesto que se establece la frontera en los Pirineos. Por tanto, la rebelión catalana se saldó con la destrucción y la amputación de su territorio.
-      Se pacta el matrimonio de Luis XIV de Francia con una hija de Felipe IV, María Teresa. Esta maniobra diplomática será de una gran relevancia posterior.
-      Supondrá el fin de la hegemonía española en Europa y el comienzo de la hegemonía francesa en el continente.
Las paces de Westfalia y Pirineos
Afligido, Felipe IV, el rey que quería haber devuelto a España a la grandeza en Europa, había perdido extensos territorios, había arruinado al país, y tiene que aguantar que a su hija “se la beneficie” su peor enemigo.

EL REINADO DE CARLOS II (1665-1700)
Carlos II, retratado por Carreño de Miranda
A veces, en la historia, confluyen circunstancias que permiten cambios decisivos. Cuando en Francia gobierna el rey más longevo, capacitado y belicoso (guerrero), el trono español recae en el rey más incapaz y débil que ha tenido.
Carlos II nunca estuvo destinado a gobernar. Sus hermanos mayores, educados para ello, murieron jóvenes. Él nació sólo 4 años antes de la muerte de su padre. Con su llegada al trono se abría un periodo de regencia, que siempre conlleva inestabilidad. El rey más belicoso del siglo está interesado en las posesiones españolas (Inglaterra no interviene puesto que tiene problemas internos). Para colmo, desde su infancia, Carlos recibe el apodo de “El Hechizado”, porque no se sabe qué le pasa. A los 9 años aún no sabía leer. A ojos de todo el mundo era poco inteligente y enfermizo. Desde luego que en su estado físico debió influir la brutal endogamia de sus progenitores: las casas reales austríaca y española venían casando a sus herederos entre sí siglo y medio, primos con primas. Ni siquiera se cuidó su educación pensando que también moriría joven. Se decía que carecía de voluntad propia. Posiblemente, también era estéril.
Carlos II adorando la Sagrada Forma

Su reinado tiene dos fases claramente diferenciadas: la regencia y su gobierno personal.
1.    La Regencia de Mariana de Austria (1665-75): el testamento del rey entregaba la regencia a la reina madre, que tuvo como valido a su confesor, el padre Nithard, un jesuita de origen alemán. Fue siempre impopular, lo cual desestabilizó al gobierno.
El jesuíta Nithard
 2.    El reinado personal de Carlos II (1675-1700): ante la impopularidad de la regente y su valido, se declaró mayor de edad al Rey (tenía 14 años), pero esto no podía solucionar los graves problemas de la Corona. Su hermanastro, don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, intentó hacerse con el poder, nombrándose valido, pero también murió. 
Don Juan José de Austria
Entre tanto, Luis XIV asediaba a nuestro reino declarándonos la guerra continuamente sin cumplir las paces pactadas. Consciente de la debilidad de la corona hispánica, ensanchó sus fronteras, queriendo llegar hasta el Rhin:
-      Por la Paz de Nimega (1679), obtuvo el ansiado Franco Condado.
-      Por la Tregua de Ratisbona (1684), se hizo con Luxemburgo.
-      La invasión del Palatinado (territorio alemán) y de Cataluña provocó una reacción internacional (una alianza militar) contra Luis XIV. Por la Paz de Ryswick (1697) el “Rey Sol” devolvía a España las posesiones arrebatadas desde Nimega (aunque obtuvo Haití).
Obviamente, la repentina benevolencia del monarca francés era debida a la presión internacional y también a “lavar su imagen” en nuestro país, viendo ahora claras las aspiraciones de su dinastía al trono español, ya que el rey, tras dos matrimonios, seguía sin descendencia.

Escenarios de las guerras de Luis XIV

 6.4 SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL SIGLO XVII

En el XVII se invierte la situación del XVI, ya que se cree que hubo un pequeño cambio climático en toda Europa que provocó alteraciones en las condiciones atmosféricas, alterando los ciclos habituales. Así, a periodos de sequías, se sucedían años de excesivas precipitaciones, o tenían lugar heladas en épocas inusuales cuando ya habían florecido los cultivos. Esto provocó un gran aumento de épocas de malas cosechas (porque en el XVI también las hubo), lo cual incide en el aumento de la incidencia de las epidemias, un descenso de población, (también por las guerras y la emigración a América), asimismo descenso de las rentas que obtienen clero y nobleza, y como consecuencia, frecuentes alteraciones sociales.
También hay fenómenos sociales relacionados con la situación económica muy destacados en este siglo:
-compra de títulos por parte de familias burguesas (ennoblecimiento). Algo a lo que solamente está dispuesta la monarquía en época de necesidad y a cambio de una buena cantidad de dinero.
-casamientos de familias sin títulos pero con dinero con familias nobles que han perdido su fortuna, algo beneficioso para ambas.
-aumento del clero regular, recluido en monasterios y conventos, puesto que así muchas personas se aseguran al menos, el alimento diario.

La situación económica es ruinosa. Los ingresos de la corona cada vez son menores (descenso de población, aumento de la corrupción, descenso del comercio con América), pero sus gastos debido a las guerras es enorme. Se produce un enorme déficit que sólo puede paliarse con préstamos que hacen dispararse aún más la inflación. Las bancarrotas estatales junto a la subida de precios llegarán a desequilibrar la situación económica, llegando a su peor punto durante la Guerra de los Treinta Años y los levantamientos de los años 40. En la época de Carlos II se recupera la producción agrícola y la economía primero se estabiliza y luego entra en un ligero crecimiento.

El comercio con las colonias americanas disminuirá. Desciende el volumen de metales preciosos que viene de las minas. La penuria económica se traducirá en mayor corrupción, aparte del creciente contrabando inglés y holandés. Sus productos son más baratos que los españoles, los únicos disponibles en el mercado legal debido al régimen de monopolio establecido por la corona.
Se detienen las conquistas porque se llegan a espacios sin pobladores (desierto de Nevada, en el norte, selvas en América del Sur,…).

Sin embargo, a pesar de tantas desgracias, para el mundo de la cultura, el XVII será nuestro “Siglo de Oro”, tanto en arte (Velázquez, Murillo, Ribera,…), como en las letras (Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo, Góngora,…).
 

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